¿Adónde vas río, tan
remansado,
salobre y calmo lamiendo
ambas orillas,
dulcificando el paisaje
entre la marisma y los
arrozales?
Llévate en el cauce mis
penas,
mis duelos y mis quebrantos,
mis agobios y mis males
y este dolor que en mi pecho
que es sangre que se
envenena
y manantial en mi boca
de ponzoñosa amargura.
¿Adónde vas río, con esa
falsa paz
que tanto fuego provocas?
¿Adónde vas? ¿Adónde vas?
¿Adónde que así te alejas
sin ofrecerme tu espejo
ni dibujármela a ella?
Yo ando perdido en tu magia
y vago en penosa espera.
No estaría mal que el río se llevara todo lo malo y nos dejara lo bueno.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Pero esa selección no existe. Cuando el río dice ¡agua va!, se caen todas las barreras.
EliminarUn abrazo.
¿Has borrado una entrada de tu blog?
ResponderEliminarSaludos.
Sí, Emilio. No quería que se prestase a coonfusión.
EliminarUn abrazo.
Creo que era una buena entrada además de actual,tus críticas sociales son muy medidas.
EliminarSaludos
Comp río de la vida, capaz de llevarse todo cuanto poseemos, incluso sueños y nostalgias.
ResponderEliminarBello poema amigo. Que pases un feliz día.
Muy agradecido por tu comentario, Jorge.
EliminarUn abrazo.
Bello poema a ese rio de tu nostalgia que seguro ha escuchado ese lamento tuyo y antes de llegar al mar te ofrecerá ese espejo que deseas y el dibujo de ella.Saludos
ResponderEliminarEl río estará cansado de mí, como también lo está la luna, el otoño y la primavera. Muchas gracias, Charo.
EliminarUn abrazo
Uno siempre desea que se vaya lo malo. El agua limpia y ayuda aunque no aminora la desazón. Hermoso poema. Beso
ResponderEliminarEs verdad, Rosa María, a veces nos entran unas urgencias que no pueden encontrar la respuesta esperada. Muchas gracias.
EliminarUn beso.
Yo creo que esas penas y sinsabores se disolverían, cuando lleguen al mar.
ResponderEliminarBesos
Seguro que sí, Antonia. Lo que el mar no recicla son las muchas basuras que le echamos.
EliminarBesos.
Hermosa cadencia nos dejas, Francisco. Tus versos van calmos, reflexivos y hasta parecen elevarse en oración pidiéndole al río que se lleve los males que nos acosan...El río de la vida se va llevando ya el virus, Francisco. Vamos a ver si con la vacuna y los cuidados conseguimos tenerlo a raya.
ResponderEliminarMi felicitación por la belleza y sensibilidad que nos dejas.
Mi abrazo y feliz semana, amigo.
Se nos olvida que para acabar con el virus no basta con vacunarnos, sino que hay que vacunar a la totalidad de la humanidad. Gracias, María Jesús, porque siempre aprecias algo bello y lo destacas.
EliminarUn fuerte abrazo.
No te hará caso, yo lo pido eso algún día que otro, y como si nada.
ResponderEliminar¡Ay, Tracy, qué desazón me dejas!
EliminarUn abrazo.
Bello monólogo con el río, un día te responderá y comprenderás su falsa paz.
ResponderEliminarIntrigante poema.
Un abrazo Francisco.
Muchas gracias por tu comentario Ceciely. Deben ser problemas de comunicación: le hablo y él va a lo suyo.
EliminarUn abrazo.
Nostálgico y bello poema amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarLa nostalgia es esa reincidente que nos visita un día y otro,
EliminarUn abrazo.