En el crepitar del fuego
la melodía de la hojarasca
danzando ardientes sacudidas
hasta ser cenizas, mientras
el leño
guardaba en su ánima
la untuosidad de la savia
en su recóndito recorrido
vegetal.
En torno al hogar,
las viejas historias de la
abuela
y su habilidad culinaria
encorvada sobre el fragor de
las trébedes
como parábolas de la vida.
Frente al fuego, el
aprendizaje,
el relato tradicional
y el amasijo de aventuras y
miedos
que acababan en el sofoco
de un incendio controlado y
confortable.
Del dulzor de sus manos
la filigrana, lisonjas de
harina
sabiamente amasada y
aromatizada:
flor de sartén y azúcar.
En torno al hogar,
las tradiciones, los relatos
asombrosos,
las historias increíbles,
la ternura hecha mimos,
el calor confortable y los
escalofríos.
Hoy los abuelos, por lo general, somos menos abuelos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por supuesto, Emilio, yo no me siento a su altura ni mi vida ha sido tan sacrificada como la de nuestros abuelos.
EliminarUn abrazo.
Bonito homenaje a la abuela que podía ser de todos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Aunque hablo de mi abuela Ana, también podría serlo de la otra como de todas las abuelas de su tiempo, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Muy bonito homenaje a los abuelos en este caso a la abuena. Bellos versos.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, Isa. Va por mi abuela, por la tuya y por la de todos.
EliminarUn abrazo.
Por la noche, junto a la chimenea, las Historias contadas por los abuelos, calientan tanto o más que la propia chimenea.
ResponderEliminarMe encantó, por recordar a mis abuelos y sus Historias, este hermoso poema.
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Saludos poéticos.
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Pensamientos poéticos y ensueños
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Muchas gracias, Rykardo.
EliminarAbraço.
Que ratos tan agradables debiste de pasar con tu abuela...me has dado cierta envidia ya que yo no he tenido la fortuna de conocer a mis abuelos ni paternos ni maternos.Saludos
ResponderEliminarEs sin duda una gran pérdida no llegar a disfrutar de ellas. Hoy mis hermanos me han ratificado por teléfono estos mismos sentimientos míos hacia ella.
EliminarUn abrazo.
Cuando se trata de flamear el ayer, las inolvidables abuelas salen como perlas. Tus versos plasman con memoria viva, la ternura que prodigaba tu abuela, sus enseñanzas y la devoción enraizada al hogar. Ana, era puro amor.Enhorabuena
ResponderEliminarUn abrazo Francisco
Gracias, Ceciely, por la mucha ternura que has puesto en tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Quien no recuerda aquellas abuelas, que nos cuidaban desde niños Las abuelas se alegraban cundo lo visitábamos y nos ofrecían aquellos alimentos que ellos cocinaban con mucho cariño y que sabían que eran de la predilección en nuestra niñez.
ResponderEliminarEllas en sus tiempos, sólo se dedicaban a las tareas de la casa y a elaborar esa comida casera, que con tanta dedicación hacían.
Ellas se sentían nuevamente madres a través de esos nietos y cada vez que íbamos a verla se interesaban como nos iba al colegio y por lo mucho que íbamos aprendiendo.
Besos
Una abuela es una madre que no regaña, que ama con ternura, que da caprichos, que consiente y mima, que tiene el regazo más confortable de cuantos existen... Así debe ser también mi amiga Antonia con los suyos.
EliminarBesos.
Francisco, desde el cielo tu abuela sonreirá leyendo tu poema. Has clavado esa experiencia frente al fuego, sus entrañables manos, su habilidad culinaria y las viejas historias. Tuve cerca de mi tias de mi madre, que a falta de abuelos, me contaron cuentos y desplegaron su filosofía de vida frente a ese fuego reparador y entrañable.
ResponderEliminarMi felicitación por esta "preciosura" que nos deja nostalgia y gratitud, Francisco. Mi abrazo entrañable y feliz fin de semana.
Mi protectora. Cuando la mano de mi madre era amenaza yo siempre corría hacia ella y me refugiaba, me rodeaba con sus brazos y me contaba un cuento con moraleja moral casi siempre aleccionadora. Gracias, María Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
Qué hermoso recuerdo hecho semblanza. Felicidad y nostalgia amorosa en este poema. Beso
ResponderEliminarTodo eso que dices, Rosa María, fueron mis sensaciones. Muchas gracias.
EliminarBesos.
Muy bonito poema a la abuela Ana, mujer que dejo huella en tu corazón y recuerdos bellos que en tu poema quedan impresos. Saludos amigo
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra, por venir a leer cada día y dejar tu opinión.
EliminarUn abrazo.
Qué orgullosa estaría tu abuela Ana de ti...
ResponderEliminar¡Precioso, entrañable y de una melancolía tierna conmovedora!
ResponderEliminarTienes una inspiración envidiable, es incesante...
Un abrazo, Poetazo, y muy feliz semana :)