Descubrió que no sabía cómo salir de sí misma,
cuando se sorprendió
ensimismada
sin encontrar la salida.
Apoyó la barbilla sobre el dorso
de su mano derecha y la otra
mano
como desmayada sobre su
rodilla izquierda.
Sintió la frialdad del
bronce en todo su cuerpo
y se sintió instalado en el pedestal
de la nada
mascullando la soledad.
En la oquedad del vacío de
sí mismo,
observaba como en un esbozo
la algarabía de los juegos
infantiles;
escuchaba algo así como el
vuelo de las faldas
y sus incipientes redondeces
de secundarias
en tránsito desde la
pubertad,
el alboroto y el humo del
cafetín cercano,
las oleadas humanas de la
boca de metro,
el estruendo alarmante de un
coche de bomberos
o quizás de una ambulancia
que interrumpía del plácido
sueño
de un desposeído social…
Y envolviéndolo todo,
como en un sacro misterio,
la soledad profunda de la
indiferencia.
Si solo fuera la indiferencia. Lo malo son los vándalos y los pájaros, que están esperando que te conviertas en estatua para dejarte sus "regalos".
ResponderEliminarUn abrazo, Paco. Feliz domingo.
Es lo que tiene la intemperie, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Por suerte no conozco la soledad, uno de los males más profundos del ser humano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Al parecer un mal bien fastidioso, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Cuando la soledad nos sorprende hay que enfrentarse a ella de la mejor forma posible y no permitir que nos derrumbe....aunque es muy triste hay cosas mucho peores.Espero que el tiempo me enseñe a vivir mejor con mi soledad de tal forma que la acoja cómo mi compañera en mi viaje por la vida.Saludos
ResponderEliminarSeguro que sí, Charo. Eres una persona muy sociable y dudo que la soledad se convierta en ti en un problema serio.
EliminarUn abrazo.
Francisco, cuando la soledad es elegida, se está bien, cuando la soledad no se elige, debe de ser un gran tormento.
ResponderEliminarBuen poema.
Abrazos
Cuando es elegida no es soledad, Isa. Gracias por tu calificativo.
EliminarUn abrazo.
Debe ser muy triste vive en soledad y no tener nadie con quién se pueda hablar.
ResponderEliminarBesos
Triste y grave, Antonia. Hay muchos finales dramáticos a causa de la soledad.
EliminarBesos.
¡Muy bueno!
ResponderEliminarEs muy impactante este poema. Es una visión terrible, la de la soledad profunda de la indiferencia.
Lo has versado de un modo completamente original.
¡Felicidades! y como ella diría, (siempre en nuestro recuerdo uniendo amigos...) ¡Escandalosamente bueno!:););)
Un fuerte abrazo :)
Como muy bien señalas, Maite, la indiferencia es más hiriente que la soledad. Escandalosamente agradecido a ella que nos unió y a ti por tus comentarios que son para mí estímulos.
EliminarUn fuerte abrazo.
La soledad es otra pandemia de nuestro tiempo.
ResponderEliminarAsí es, Tracy, y conlleva al deterioro psicológico.
EliminarUn abrazo.
Me encanta la crítica de la sociedad, que realiza la estatua desde su soledad y frialdad de bronce...Ese ir y venir de unos y otros, a impulsos de tiempo y vida, pero ignorándose entre si, con una indiferencia increible...Las estatuas nos miran desde su alma espiritual y saben cuánto nos falta aún a los seres humanos para superar esta soledad y triste materia, que nos domina...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tus profundas y buenas letras, amigo.
Estar subido en ese pedestal tenía que tener una finalidad más bella que la impasividad. ¿Verdad que sí, María Jesús? Gracias. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Que bonito poema has creado a la imagen. La soledad aveces es amiga del poeta y le inspira bellas letras... Saludos amigo.
ResponderEliminarMás que soledad el aislamiento adecuado para crear es imprescindible, pero la soledad es un cuchillo más fiero. Gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Soledad entre la multitud, que tristeza infinita. Aunque tal vez sus pensamientos rememoran bellos momentos. Hermoso poema muy reflexivo. Cariños
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