La nieve no tiene color,
es un manto que cubre y
oculta
todos los colores
haciéndolos desaparecer;
a lo sumo los deshidrata
y abandona en el desvaído
de lo insustancial.
Era un campo abierto
con sus matorrales, sus
sendas,
sus labrantíos terrosos, sus
ocres,
sus verdes declinados de la
arboleda,
sus amarillos tostados y los
pajizos;
hierbas quemadas y líquenes
soterrados
que tan solo intuye la
memoria.
En los abetos, algunas
sombras
verdecidas recuerdan el
pasado
bajo esa capa de armiño que
todo lo cubre.
Arriba, como oteando desde
el cielo,
un disco solar tibio
derramando titubeos,
todavía incapaz de retar a
duelo
al blancor imperio
que todo deja helado y
soterrado.
La nieve no tiene color,
es el sin-color ensabanado
de la nada.
Quiero pensar que a la nieve le pasa como al ser humano, empieza blanca y con el paso del tiempo pierde el color y se vuelve casi negra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así sucede, Emilio, y ella conoce bien sus razones. Lo que pretendía es mostrar cómo bajo la capa de nieve desaparecen todos los colores, todo se queda como adormecido.
EliminarUn abrazo.
La nieve neutraliza el color de la naturaleza, lo transforma y desvanece, de tal modo que sólo el límpido blanco impera a su alrededor.
ResponderEliminarUn saludo
¡Qué bonito lo has resumido, Carmen! Muchas gracias por venir a leerme y dejar un comentario.
EliminarUn abrazo.
Me has hecho pensar que el blanco y el negro, con parecer colores antagónicos, cumplen un papel análogo. Cuando todo lo cubren nada es visible. Pero en la vida todo es otra cosa. Nada es blanco ni negro aunque a veces las pinceladas vayan de esos colores. La vida es una paleta de posibilidades cromáticas, que nos permite pintar nuestras horas, aunque nunca sabemos si somos buenos o malos pintores. ¿O sí?
ResponderEliminarYa ves, los poemas, como el tuyo tan sentido, hacen meditar. Muchas gracias.
Me alegro y te agradezco infinitamente que hayas llegado hasta aquí y medites con tus palabras ante lo que has leído. Por una parte, el blanco repele al resto de colores y el negro los absorbe. Por tanto, en los absolutos se pierden los matices, si bien la nieve la veo como capa que envuelve.
EliminarMuchas gracias, Fackel. Un abrazo.
Por cierto, se me olvidaba. Me ha gustado mucho el breve texto que colocas donde dice Datos personales ("Con el paso de los años..."). Muy acertado, lo comparto.
ResponderEliminarEl texto de cabecera es de 2009 y para mi sigue en vigor. Esa y no otra, sin más aspiraciones, es mi intención.
EliminarOtro abrazo.
Lo tapa, lo borra todo. Es como un típex a lo bestia.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ja, ja, ja, ja... ¿Quién manejará ese típex, Cayetano?
EliminarUn abrazo.
No deja de admirarme tu capacidad para escribir poemas.Saludos
ResponderEliminarA veces surten como agua de un manantial, pero otras son laboriosos como agua de pozo.
EliminarUn abrazo, Charo.
Francisco. Buen poema. Así debería de ser borrado el dolor ,el hambre y la enfermedad, pero esto no hay color que lo borre, solo nosotros
ResponderEliminarBonita foto, a pesar de que terminamos de nieve hasta las narices.
Abrazos
El dolor y todas las adversidades curten a las personas para afrontar la vida. Hay misiones ocultas que no comprendemos, Isa.
EliminarUn abrazo.
Mucha nieve vemos, pero supongo que como me pasa a mí, la vemos a través de las imágenes que nos llega, porque ni en Sevilla ni en Córdoba suele nevar.
ResponderEliminarBesos
Tienes muchísima razón, Antonio. Pero es cierto que ambos hemos viajado y conocemos otros climas. Yo viví en Madrid 23 años y tengo algunas vivencias blancas imborrables.
EliminarBesos.
Francisco, según ibas describiendo ese mando blanco, que cubre la vida...Sentía que el tiempo hace el mismo efecto sobre todos los pueblos y seres que habitan la tierra. Nos va cubriendo de olvido, difuminando recuerdos, voces y latidos. Nos blanquea la mente, vamos dejando atrás el pasado para vivir este presente, que nos proyecta al futuro. La nieve blanquea y silencia la vida.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tus buenas letras.
Muy bien visto, María Jesús, debajo de esa capa de nieve está ese olvido de lo decolora todo. Muchísimas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
La frase del verso final es apoteósico.
ResponderEliminarMuchas gracias, Tracy, por tu subrayado.
EliminarUn abrazo.
Sinceramente me quedo sin palabras
ResponderEliminaral leer tus hermosos poemas, mis
felicitaciones.
Besitos dulces
Siby
Muchísimas gracias, Siby, por tanta dulzura.
EliminarBesos.
Después de una fuerte nevada ... los caminos se cubren con un blanco manto... inmensamente virginal, como el alma liberada del pecado mortal. La nieve tiene luz propia y en noches de luna llena, hace del paisaje un santuario sin igual.
ResponderEliminarUn abrazo de escarcha Francisco.
Me llega la ternura de tus palabras y las acaricio, Ceciely.
EliminarUn abrazo.
Me gusta la nieve, por acá nunca cae, tu poema precioso amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarLa nieve es más bonita en imágenes que vivirla, y de este modo ya la disfrutas, Sandra. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
El sin color ensabanado de la nada, una descripción perfecta de lo que se ve. A veces se intuye algo debajo pero lo deja a nuestra imaginación. Dicen que después que nieva tanto todo es más fértil. Saludos.
ResponderEliminarDa para muchas interpretaciones.
ResponderEliminarUna nieve que caiga sobre el mundo y borre todo vestigio de pena, para volver a nacer con un corazón más noble.
Un abrazo.