En tus manos se atemperan
las caricias dormidas que no
contabilizo,
y las mías sueñan
el tacto de tu piel
adormeciendo la espera;
esa luz que destella
detrás de cada uno de tus
soslayos
con el palpitar de mi pulso
desbocado
achicando la espera.
En tus manos el ataque,
la reconquista, la redención
que aguarda mi derrota,
a la que vencido de esperar
me rindo sin condiciones
y, por supuesto,
sin la menor resistencia.
Cuestión de tacto.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
De mucho tacto, Cayetano, para que no se soliviante.
EliminarUn abrazo.
O toque das mãos valem poir mim palavras.
ResponderEliminar.
Cumprimentos poéticos.
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Estoy de acuerdo, Rykardo.
EliminarAbraço.
Y ¿quién no se rinde ante una caricia? Un bello poema.Saludos
ResponderEliminarEs verdad, Charo. Finalmente son las delicadezas, las ternuras las que nos ganan.
EliminarUn abrazo.
" En tus manos se atemperan las caricias dormidas"
ResponderEliminarMaravillosa imagen.
Gracias, Tracy, espero que te sientas mejor.
EliminarUn delicado abrazo.
Las caricia de unas manos es como un bálsamo que cura las heridas.
ResponderEliminarBesos
Nada más apetecible en la edad de la ternura.
EliminarBesos.
Y como resistirse a la caricia de unas manos que lo hacen con y por amor? Que bello poema amigo, saludos.
ResponderEliminarGracias un día más, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Las caricias, qué importantes son tomar de la mano a un ser querido o que te acaricien unas manos sensibles y con amor. Buen poema.
ResponderEliminarAbrazos