Hay quien habita tan para sí
como sótano húmedo y lúgubre,
donde jamás entra el sol
y la alegría es un derroche
que ni tiene espacio
ni la menor mención
en la lista mensual de las compras.
Quien no comparte
no puede tener seguridad,
no sabe, a ciencia ciencia,
si el sol amanecerá mañana
o es tan solo un ardid
de las promociones del turismo.
Sótano húmedo e inhóspito,
al que se accede por la escalera
de unos labios henchidos
de sí mismo
que niegan el paso y el peso
de la cordialidad y de la cortesía.
No quisiera ser sótano en mi vida tiene que ser muy triste vivir de esa manera que mencionas en tu poema. Saludos
ResponderEliminarMucho mejor ser alero, o ático, si no se puede ser principal.
EliminarUn abrazo.
Por desgracia, hay muchas personas que coinciden con esa descripción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi inventiva, Antonia, es limitada, por eso suele ser a imagen de lo que nos rodea.
EliminarUn abrazo.
Muy triste el poema que nos presentas hoy. Personas que no recibieron el amor necesario para aprender a amar. Y al crecer son como describes.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
La vida misma, Sara. No todo es dulce y apacible.
EliminarUn abrazo.