Los cielos son inmensos,
inconmensurables, pero únicos;
con frecuencia cambia de apariencia
y se viste de gris anunciando tormenta,
o de rojo, en esos atardeceres lánguidos
que se derraman por el poniente
como incendio sin humos.
Lo común, lo de a diario,
es esa gama de azules
que lo reviste todo de cotidiano,
como cotidiano es pasear
del tacto de tu mano
y mirarnos en el espejo de tu mirada
o balancearnos en el banquete
al que la mirada incita.
Los cambios de color del cielo
o el comunicado sugestivo y silente
de tu pupila,
son ese incentivo de un nuevo panorama.
Hay un cielo inmenso,
inconmensurable, pero único;
hay otra realidad más íntima y cercana
que me sugiere todo un universo
desde la ceremonia de tu cercanía en silencio.
Has acabado con un verso marabilloso
ResponderEliminarMaravilloso con V
EliminarUn cielo de compañía!!!
ResponderEliminarGracias a Dios tienes un cielo al alcance.
Besitos de anís para dos que se quieren bastante.
Muchísimas gracias por tu opinión y por el mucho afecto anisado que derrochas.
EliminarUn abrazo.