Lo fugas es apenas ilusorio,
el amor es aquello que permanece
después de las probaturas
de las cosas adversas.
El verano, y todo su rigor,
se expande de oriente a occidente
como agrimensor imprudente
que salta el vallado
y se hace planicie ilimitada.
Cuando haya derrotado al calendario
abrirá la espita
y rezumará por el alcantarillado
que lleva al otoño.
Entonces todo será más plácido,
se asemejarán las noches y los días
y tú y yo habremos vencido
nuestros acaloramientos extremos
y saborearemos el amor
sin condimentos ni artificios.
Me gusta el verano a pesar de "la caló".
ResponderEliminar"La caló" es un término muy nuestro que significa romper la barrera de los 40º. Recuerdo que antes se necesitaba en las noches de agosto una rebequita, pero eso también se ha perdido.
EliminarUn abrazo.
Me da pena que ya quede poco tiempo para que se nos vaya el verano, es la estación que más a gusto estoy, claro que en mi tierra no hace tanto calor cómo en la tuya. Saludos
ResponderEliminarPero el verano se asimila a tiempo de asueto, de mucha salida y entrada, de encuentros familiares... Un tiempo sudoroso y delicioso.
EliminarUn abrazo.
Buscaremos el equilibrio de los días y las noches. El equinoccio igualará la dimensión de las luces y las sombras. El calor será más llevadero
ResponderEliminarMuy buen poema. Te felicito.
Muchas gracias por tu valoración, Francesc.
EliminarUn abrazo.