Nos deslizamos por el hoy
con la parsimonia y el vértigo
de las manecillas del reloj
circunvalando por la esfera,
dando vueltas al instante preciso,
siempre cumplido,
siempre por llegar
actualizando lo imposible.
Nunca salimos del instante,
y cuando lo intentamos
nos da vértigo
el precipicio desconocido y sin fin
de que el reloj se para
o que se ha vuelto loco
y adelanta.
Por el peralte de una curva cerrada
y mal trazada,
se van los instantes alocadamente
dejando un poso de desasosiego.
Me imagino que ya es cosa de la edad pero el reloj avanza que se las pela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ja, ja, ja, ja... No te falta razón, Emilio. La verdad es que mirar para atrás da vértigo.
EliminarUn abrazo.
El desasosiego, que se vaya con él, en la siguiente vuelta.
ResponderEliminarBesos.
Tienes razón, Sara, que se vaya para siempre.
EliminarBesos.
Este reloj del tiempo parece que tiene siempre mucha prisa y no deja de correr y correr. Si de mi dependiera iría mucho más despacio.Saludos
ResponderEliminarAlgo siempre podemos hacer para andar más relajados, Charo.
EliminarUn abrazo.
A veces el tiempo, se te hace demasiado largo y otras veces parece que va a mucha velocidad.
ResponderEliminarFeliz domingo, de descanso.
Esas percepciones las sentimos todos, Antonia, por eso debemos acomodarnos a lo que más interese: que el tiempo se remanse en los momentos dulces y que pase a toda velocidad en los amargos.
EliminarUn abrazo.