18 agosto 2024

EVOLUCIÓN

 




A diferencia de mis progenitores,

apenas soy consciente

de que el sol sale cada día.

A veces lo echo en falta

y otras me molesta su sobreabundancia.

En verano es una corbata de uniforme

fuertemente anudada:

pesado, soporífero, agotador,

y me hace caminar en “slalom”

buscando las escasas sombras.


De mi infancia recuerdo

las sillas de anea,

los coloquios nocturnos vecinales,

las noches estrelladas,

la luna jugando a transfigurarse

y hasta el nombre de alguna constelación.


Entonces la vida era un ciclo natural

que giraba en sí misma,

que pasaba por la tierra,

se descomponía

y volvía en forma de fruto;

ahora hemos ahorrado algunos pasos

y todo lo envolvemos o portamos

en bolsas de plástico. Muy pulcro,

pero su deriva o derrota

está al otro lado de nuestra voluntad

y se desconoce cómo darle alcance.


Dicen que las estrellas siguen allá en lo alto,

que no han desaparecido,

pero eso pertenece a la oscura creencia.

5 comentarios:

  1. Yo si me estoy dando bastante cuenta, el calor se hace agotable en las ciudades interiores. Hay que permanecer recluido en csa y salir lo más temprano posible, para hacer la compra.
    Un abrazo.

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    1. También tengo esa experiencia y es realmente un agobio.
      Un abrazo.

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  2. La destrucción del medio ambiente, ya es muy alarmante.
    Un abrazo grande.

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    1. Algunos lo toman a mofa, pero el daño puede ser irreversible, Sara.
      Un abrazo.

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  3. El sol es el mismo, pero el hombre se ha industrializado, se ha materializado y se ha encerrado en su propio ego, donde no brillan las estrellas y sólo se oyen malos augurios...Esperemos que despierte y sienta el regalo de la luz, que cada día lo espera.
    Mi abrazo y mi ánimo.

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