03 agosto 2024

LOS EXCESOS DEL VERANO

 




El verano es un infinito exceso:

la luz es un derroche derramado,

el mar extiende sus brazos y caderas

y se hace más y más inmenso

como una perpetua escotadura.


La vida es un desorden que gallea

con bostezos antes del amanecer

y sestea con resuellos en la sobremesa.

El reloj tiene las mismas horas comunes,

pero el día se apropia con desmesura,

se hace fuerte a medio día y se atrinchera.

La playa se llena de carnes aireadas,

de aerosoles, de aceites, de postureo

y se compite con afán en mostrarse.

En los chiringuitos se ofrecen excelencias

que a veces son mediocres en la mesa.


La siesta riñe con los voceras o viceversa,

con los que juegan a la pelota

y con los que pregonan sus mercaderías,

pero el sopor no pierde ritmo,

da cuentas detalladas y vence el sueño.

Finalmente, la noche, corta e intensa,

abreva en los tragos largos con hielo

y se estira hasta que ya clarea.


No he hablado de festivales,

de músicas infinitas ni de cansancios,

de conciertos finamente concertados

en la plaza de toros o en canteras

donde se acallaron los barrenos,

tampoco del rebosadero de los decibelios.

El verano es un exceso exagerado

de calor, de sudor, de calorías,

que se mide en despilfarro y derroche

y que se contabiliza con muchos ceros.

3 comentarios:

  1. ¡Cuanta razón hay en tus palabras!

    ResponderEliminar
  2. Llevas razón, pero no me hagas sufrir pensando en ello, dejame un mes que , como decia Tracy en su entrada de hoy, quiero vivir a mi manera, tambien lo canta Luz Casal.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Pero por lo menos, en la playa se está más fresco, que en una provincia del interior. Es agobiante el calor que estamos pasando.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar