Pasaste con estruendo y fugacidad,
como pasa el rayo de un extremo al otro
del firmamento
anunciando la tormenta,
como banda sonora de algo extraordinario
que solo sucede en grandes ocasiones.
Yo en el balcón, vestido pero informal,
inapropiado para bajar a la calle.
Tú te alejabas como con alas
de un ente poseso o ilusorio.
Dejaste tras de ti un profundo silencio
y una vaharada de desilusión
y en ese mutismo vivo o muero
sin saber cómo recuperarte,
con la sospecha de haberte
perdido para siempre,
todo en un mal susto
de esta sobremesa de estío
donde lo real linda estrechamente
con el sobresalto de lo imaginado.
Sustos así te dejan sin ganas de vivir y cuesta recuperarse. Saludos
ResponderEliminarPero no queda otra que sobreponerse y superarlo, Charo.
EliminarUn abrazo.
Habrías comido algo muy pesado...
ResponderEliminarA veces no encuentra uno la explicación que conforte, Tracy.
EliminarUn abrazo.