No se te ha escapado
ni tan siquiera una palabra,
pero esa nube ingrávida
atragantada en tu lagrimal derecho
me da la pista
que podría llevarme
al nudo
de esa corbata multicolor
que luces con garbo
y que tan bien te sienta
y abre una vía de agua
en mi voluntad.
¿Te das por vencida?
¿Prefieres que sigamos jugando?
¿No? ¡Tú ganas!
Por aquí hubieramos dicho "pa tí la perragorda", moneda que por cierto ya no existe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emilio, en mi infancia una perra gorda tenía su valor. Ya lo creo. Por cierto, también se dice por aquí esa expresión que tú recuerdas.
EliminarUn abrazo.
Original poema. Pues yo diría que pierde el que no quiere jugar. Saludos
ResponderEliminarHe pretendido que sea original, Charo. Muchas gracias. Y sí, ciertamente pierde quien renuncia a jugar.
EliminarUn abrazo.
Ella siempre ganará, si el que compite con ella, le quiera dar ventaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y yo feliz de que así sea. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Te ecomiendo que revises la carpeta de spam, ya que te he hecho comentarios, que no han sido publicados.
ResponderEliminarBajo VENTANA DE FOTOS, he hecho comentarios a esta entrada y a la otra anterior y el sistema no lo ha subido. En la lista de spam, seguro que lo encontrarás.
un abrazo.
Lamento decepcionarte, pero en informática estoy en párvulos y no voy a ser capaz de desentrañar y reparar. Con suerte, cuando pueda ser, convenceré a uno de mis hijos para que me ayude.
EliminarUn abrazo.
La vida es un juego, y como tal, hay que seguir jugando para disfrutar de ella, quién no juega, eso se pierde.
ResponderEliminarMuy bonito tu poema, mi admirado poeta, que estés pasando un feliz día.
Besos.
Muchísimas gracias, María. Ya sabes que a mí, como a ti, me gusta mucho jugar.
EliminarBesos.
Hay que entrar al juego, aunque de antemano sepas que te va a ganar.
ResponderEliminarBesos de anís.
Otra vez
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