Tu mano. Primero fue tu mano
el asidero desde el que caminar juntos.
Así de cerca, así de próximos.
El perfume de tu piel
me ayudaba a identificarte,
de colmarme de certidumbre
y saber cuál era la patria a conquistar.
A veces no parábamos de hablar,
de reír juntos, de proyectarnos
hacia un mañana desconocido,
ese bosquejo de vida en común
que nos empeñamos en edificar.
Durante largos ratos nos mirábamos,
nos mirábamos en silencio,
nos nutríamos recorriendo con la vista
la geografía ajena. Tu jovialidad.
Tu sonrisa era el desbordamiento
de mi caudal, mi salida de punto.
Éramos todo inocencia, futuro imperfecto.
No nos condicionaba el devenir,
instalados en el mágico presente,
sino que lo abrazábamos sin titubeos
imaginando que entre ambos
todo sería posible y hasta certero.
Tu mano, tantos años después,
sigue siendo sonrisa y asidero,
debilidad física y certidumbre,
tras tan larguísimo trecho.
Así de cerca, así de próximos.
Maravilloso trascurrir de los años siempre cogido de esa mano que os hace tan próximos. Saludos
ResponderEliminarOjalá sea ese por siempre nuestro caminar. Éramos muy jovencillos y no hemos cambiado el paso, por fortuna.
EliminarUn abrazo.
Tu mirada en perspectiva valorando, renovando y actualizando aquella empresa de amor, que comenzó con tanta ilusión, unidos de la mano...Realmente emotivo y admirable, Francisco...El tiempo no existe cuando el amor perdura y va suscribiendo día a día su bella eternidad, amigo. Mi felicitación por la belleza literaria y sentimental, que trasciende.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz semana, poeta.
Me interesa más el camino recorrido, siempre juntos, que la belleza literaria de las palabras. Seguro que estás de acuerdo conmigo.
EliminarUn afectuoso abrazo.
De su mano, todo ha sido posible de disfrutar y también de soportar. Ese es el verdadero amor!
ResponderEliminarUn gran abrazo.
No hay risas sin llantos, Sara. También hemos padecido lo nuestro. La vida está jalonada de muchos sobresalto, pero unidos son más llevaderos.
EliminarUn abrazo.
Los contratiempos compartidos, parece, que sobrelleva mejor y las alegrías se disfrutan doblemente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes toda la razón, Antonia. No todo el camino es de vinos y rosas, pero superar la adversidad uno mucho más y mejor.
EliminarUn abrazo.
Qué bonita y que tierna la poesía.
ResponderEliminarSuertudo
Muchisimas gracias, Tracy. Reconozco mi suerte, pero también he apostado por ella.
EliminarUn abrazo.