Sobre el lienzo unas manchas de color
y entre ese abanico cromático
una mirada, una profunda mirada
que interpela, que cuestiona,
que hace pensar y hasta hiere.
Detrás de cada pincelada, de cada mancha
una concreción precisa, una delación,
un mensaje certero y plurisignificativo.
No hay obra de arte en lo unívoco,
-para fijar el tiempo nació la fotografía-
en los matices de cada pincelada
la deriva que lleva a otros derroteros,
esa que es sumando de tus vivencias
y te desvía por el atajo de tu experiencia
y te planta en el vacío o en el barranco
de tus equívocos o tus aciertos,
de tu vida misma.
Ante ti, ante cada mirada,
el óleo escarba en su intimidad
y saca a flote mena y ganga,
la descompone, la funde en su crisol
y se complace en el lingote conseguido.
Un óleo, solo un óleo acribillado
a miradas que escrutan y desvarían;
pero un resultado único y certero
para quien cree hacer hilo
con el autor que desde el óleo conversa.
Como persona que le gusta la fotografía, digo que esta cuanta historias, en tanto que el lienzo pintado cuenta solo el momento, tampoco me hagas mucho caso, hay aunténticos tratados sobre ambos temas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emilio, la una y la otro fijan un momento, pero es quien contempla quien complementa aquello que la imagen dice o calla. Lo que sugiero es que el lenguaje no es algo fijo, sino sujeto a interpretaciones.
EliminarUn abrazo.
Francisco esta pintura a mi no me dice nada, no entiendo este tipo de arte que seguro tendrá su significado para el autor y para los que entiendan. Me quedo siempre con la pintura realista y la naIf...bueno acepto también la cubista. Saludos
ResponderEliminarSolo uso las ilustraciones como un complemento. Por lo general no hablo de la ilustración sino que esta acompaña para dar más o menos una idea. Gracias, Charo.
EliminarUn abrazo.
El que lo contempla es quien termina la obra.
ResponderEliminarFuerte abrazo.