Esa nieve del almendro
es la promesa que acaba en fruto,
y así el naranjo y el limonero…
Cada especie su flor,
cada flor una promesa esperanzada.
Los hielos, los vientos, las inclemencias
juegan al descarte
y frustran las esperanzas;
un temporal es un pelotón,
un arcabucero ante el paredón
de los frutos frustrados.
Pasa el tiempo. Cada día
tiene su carta de naturaleza
y serán los silos los que hablen
en pretérito de este día a día.
La siembra es siempre un sueño,
un encantamiento,
a veces generoso
y otras una rotunda mesa vacía,
sin mantel ni cubiertos,
la oscura pesadilla de la espera.
Aquí, en dos dias, los juegos del descarte han sido dos fuegos intencionados cerca de nuestro Parque Natural.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso, Emilio, es un asesinato a la naturaleza, un crimen en toda regla. ¡Cuánto salvajismo!
EliminarUn abrazo.
La siembra es tan incierta para los campesinos.
ResponderEliminarBesos.
Este asunto lo conozco de primera mano, pues mi padre y mis abuelos lo fueron.
EliminarBesos.
Precisamente es lo que ocurre en mi tierra con los viñedos ahora se está a la espera impaciente de una vendimia . Saludos
ResponderEliminarEn la agricultura todo y siempre es espera, Charo.
EliminarUn abrazo.
El árbol y la siembra es toda una aventura de vida, como la del campesino...La naturaleza nos une a todos con sus hielos, sus frutos, sus recolecciones y enfermedades. Nos prueba a todos la fortaleza y la paciencia, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo admirado por tu constancia en las letras.
Se trata de un ejercicio egoísta y práctico por mi parte, una gimnasia para la mente.
EliminarUn abrazo.