Precisamente hoy
es todo cuanto tengo en los bolsillos,
la calderilla que suena al caminar.
Ayer pasó como pasan las tormentas,
entre el relumbrón y el miedo,
un visto y no visto:
algunos estruendos
y una lluvia más escandalosa que intensa.
Apuntes escritos sobre la arena,
pura debilidad camino del estuario
que se pierden tras el meandro.
Mañana serán pompas de jabón,
irisadas y leves,
que con frecuencia estallan
antes de desaparecer por las alturas
fuera del alcance,
como ilusión incumplida y frustrante.
Hoy, ese resto de saldo existente,
volatilidad, pura calderilla,
insuficiente para el óbolo del barquero.
Pasado-futuro, no sé si tienes hijos y nietos, pero esta mañana me han despertado con una felicidades por ser el día del abuelo, una fiesta que como muchas de ellas se ha inventado el Corte Ingles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los tengo, Emilio, pero ya son mayores y ahora están lejos de nosotros.
EliminarUn abrazo.
Felicidades en el día de los abuelos. Lástima que los tengas lejos, pero en cuando tengan unas vacaciones, seguro que te van a visitar.
ResponderEliminarQue tengas un buen fin de semana. Un abrazo.
Muchas gracias, Antonia, los espero con ansias.
EliminarUn abrazo.
Hoy, disfruta del aquí y ahora, incluso de los bonitos recuerdos, querido amigo, todo es belleza en la vida, gracias por escribir tan bonito.
ResponderEliminarFeliz día.
Besos.
Gracias a ti, María, por apreciar bonito lo que hago.
EliminarUn beso.
El hoy es nuestra mayor riqueza
ResponderEliminarQué bueno que pretendas eternizar esa "calderilla del hoy" que se nos va, Francisco...Nos engañamos con el mañana, pero sigue siendo hoy en cada momento, no hay duda...Creatividad voluntariosa y constante, poeta.
ResponderEliminarMi abrazo manchego.