La misma fuente,
el mismo caudal;
todo nuevo, todo remozado,
todo actual;
nueva gente con el sello de sus ancestros,
vidas que se renuevan sin pausa:
las vivencias saltando a la actualidad
en cada calleja,
en cada plaza, en cada esquina.
El verdor de la vegetación
en la frondosidad de la higuera,
del algarrobo o del naranjo
y en la novedosa del aguacate;
en el aroma a tomillo y romero,
en la memoria callada de la era,
en el imborrable tratado de los oficios
que desplazó el caudal de la modernidad:
el matarife, el herrador,
la partera, la bordadora, la mondufera…
Las mismas calles, las mismas cuestas,
los mismos recodos, las mismas sierras
con sus picos enhiestos,
los mismo caminos angostos;
la memoria remozada del encuentro,
la infancia renovada que dormía,
que responde a la música del agua,
de acunarme en la vejez a la lejana infancia.
Nada cambia o no lo notamos, salvo nosotros que nos vemos en el espejo todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los cambios en la naturaleza son tan lentos que no es suficientemente larga una vida para observar muchos cambios. Pero no así el hombre, que desde el nacimiento estamos en continua evolución.
EliminarUn abrazo.
Todos tenemos un pueblo o una ciudad que siempre recordamos y al visitarla siempre hay alguna novedad. Saludos
ResponderEliminarY en ella nos vemos reflejados, en aquellos que crecieron con nosotros, en la escuela, en los juegos...
EliminarUn abrazo.
Qué hermoso, la identidad en cada calle, la vejez y la infancia, el encuentro de ambas en los mismos lugares. Un abrazo Francisco.
ResponderEliminarTú sabes mucho de todo esto, Luján
EliminarUn fuerte abrazo.
Todo está lo mismo, los únicos que cambiamos, somos nosotros, conforme que avanzan los años.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, tal cual lo ves a través de tu lente.
EliminarUn abrazo.
Qué lugar más bonito, y además nos transporta a la niñez, aquella plaza donde jugábamos de niños, o aquella fuente, etc, lo que pasa que ya van dejando de existir muchas personas que antes paseaban por allí. Y entonces es cuando nos damos cuenta del tiempo que ha pasado.
ResponderEliminarBesos.
Esa es la belleza que he querido ver y destacar de pasear sus calles, de recordar los juego, la escuela, la convivencia toda...
EliminarBesos, María.
Ahora mismo, seamos niños otra vez y gocemos de nuestro sitio donde vivimos, como cuando fue.
ResponderEliminarTe invito!
Un abrazo muy grande.
Siempre nos hace ilusión lo inalcanzable. Y a esta edad estamos muy seguros que es imposible volver atrás, pero nos encantaría.
EliminarUn abrazo grande, Sara.