Una explosión de belleza sonora,
tras el expectante silencio
acentuado con la gestualidad del director.
A la agitación de las manos
remontando un vuelo de paloma,
la respuesta del violín primero
experimentando caminos no inaugurados.
Se abren las carnes, se arremolina la sangre
y un escalofrío vertebra la espalda toda
abriéndola en canal. ¡Prodigioso!
Como torrente en crecida,
como una puesta de sol eternizada
que se adormece antes de ser sombras.
El estilete de la trompeta
afila los sentidos y nos transporta;
le sucede el fagot con sus roncas
palpitaciones nivelando el paisaje,
para dar paso a la orquesta en su totalidad.
Magia. Un vuelo de ángeles cruza el cielo
y se hunde en las entrañas de lo soñado,
de lo imaginado. Vivir lo imposible
se hace realidad palpable, ardiente,
y la luz recobra su estado primigenio.
En el parque, bajo la luz de las estrellas,
el cielo ahora está más próximo.
Como la foto, aquí tenemos un templete que algunas veces es usado los domingos por la banda municipal, cuando no, lo utilizan unos jovenes para bailar.
ResponderEliminarSaludos
Mientras se respeten y cuiden las instalaciones, todo es aceptable.
EliminarUn abrazo.
Esa orquesta que al caer la tarde nos ofrece su interpretación, realmente es un vuelo de ángeles, que nos eleva y nos renueva el espíritu, Francisco...Nos dejas tu emoción sentida, que nos llena de música, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo manchego, poeta.
Gracias a ti, María Jesús, por destacar la intención de lo que digo y por ese abrazo manchego al que me fusiono.
EliminarHa tenido que ser una música magnífica para inspirarte tan bello poema. Me ha encantado. Saludos
ResponderEliminarLa música es siempre maravillosa, Charo.
EliminarUn abrazo.
Muchos fenómenos de la Naturaleza, suele inspirar a buenos compositores. Sírvase el ejemplo de las Cuatro estaciones de Vivladi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ciertamente que es así, Antonia. Nunca se sabe dónde saltará la inspiración.
EliminarUn abrazo.