Salvamento Marítimo da por muertas a 22 personas -todas de origen subsahariano- que cayeron al mar cuando viajaban junto a otros 31 ocupantes a bordo de una embarcación semirrígida frente a la costa de Adra en la madrugada del viernes.
No venían buscando Ítaca, sino el paraíso:
un lugar donde el agua sale del grifo
y la comida del refrigerador y la despensa;
trabajo, escuela y hospital para todos.
Quienes les precedieron sonríen en los semáforos
mientras ofrecen pañuelos de celulosa
o venden imitaciones por entre los veladores;
duermen en la ribera arropados con plásticos
pero ellos se creen moradores de Jauja
y tienen una envidiable sonrisa blanca.
Es una locura, siguen viniendo con esperanza para encontrar la muerte, o en el mejor de los casos, miseria... ¿Habrá remedio a tanta desesperación??
ResponderEliminarDesgraciadamente no habrá remedio, el sistema capitalista los necesita, seguirán viniendo siendo consientes de lo que son, mano de obra barata para realizar trabajos que los "otros nacionales" no quieren; lo que dejan atrás es más duro que lo que encuentran delante, de ahí que les cueste trabajo volver, algo que con la crisis del primer mundo les esta ocurriendo.
ResponderEliminarEsto da mucho para hablar.
Saludos
Siempre he pensado que este gravísimo problema es fácil de solucionar. Nosotros, poco podemos hacer, pero los gobernantes de los países del hemisferio norte podrían arreglarlo.
ResponderEliminarLo malo es que no les interesa.
Saludos.
22 desdichados que ya nunca se darán cuenta de que no merecía la pena. No, no creo que nadie pueda hacer nada cuando el mundo va cuesta abajo y sin frenos. Acabaremos siendo todos Africa.
ResponderEliminarFeliz domingo, monsieur
Bisous
Al menos murieron buscando hacer realidad una ilusión, otros viven muriendo cada día entre la miseria que les acompaña.
ResponderEliminarTal vez ese sea el pensamiento que les hace emprender tan incierta aventura.
Un saludo.
Lo terrible es que las mafias embarquen a 51 personas en una lancha inflable y las enfrenten a las corrientes y los temporales del Estrecho.
ResponderEliminarPor cierto, el naufragio se ha producido en la costa de Calahonda, provincia de Granada y los rescatados llegaron al puerto de Motril.
Durísima tragedia. Nunca se me olvidarán las caras de varios subsaharianos esperando la repatriación en un campamento de Lanzarote,nunca.
ResponderEliminarEstas cosas no pueden caer en la bolsa del olvido de las conciencias burguesas. Gracias por recordarlo. Buen domingo.
Es lo que tiene un mundo dividido en ricos y pobres, con injusticias históricas como la explotación colonial y las humillaciones del FMI. Estos que vienen en cayucos y pateras no vienen a hacer turismo sino a por pan.
ResponderEliminarUn saludo.
Si estas personas tuviesen unas condiciones de vida dignas en sus países de origen, seguro que no los abandonaban. Pero el mundo está lleno de desigualdades.
ResponderEliminarSaludos
La fotografía me sobrecoge. Una tragedia que día a día acaba o empieza en nuestras costas.
ResponderEliminarPor eso, creo que occidente se equivoca con la forma de ayudar, poco se consigue mandando alimento o medicinas. Que abran las fronteras al comercio, que los dejen prosperar.
Un saludo.
Para todos los gobiernos debería ser prioritario solucionar este drama humano, que por desgracia con el buen tiempo se recrudece.
ResponderEliminarNadie tendría que abandonar su país de origen por hambre.
El mar no para de tragarse personas. Con sus ilusiones, con sus ansiar de luchar y de trabajar, de lograr algo mejor para ellos y los suyos.
ResponderEliminarNo sabemos sus nombres, ni siquiera el número exacto de los que han quedado por el camino.
Saludos tristes, compañero.
No creo que los que fallecen mueran teniendo una ilusión o por cumplirla. Simplemente tratan de satisfacer necesidades muy perentorias, no están para ilusiones. Por lo menos, eso me parece a mí. Saludos
ResponderEliminarmuy muy triste, porque se animaron a dejar su tierra, sus seres queridos, su todo en busca de una vida mejor y encontraron la muerte. Se me ocurre que lo peor es que los que los metieron en esas barcazas (o lo que sea) duermen en paz cada noche
ResponderEliminarbesos
Hola Francisco ¿quién parará esa huída de lo malo para caer en lo peor? ¿ quién secará esas lágrimas de dolor de los seres queridos que esperaban noticias alentadoras y se enteran del final trágico de los que partieron impulsados por quién sabe quién?
ResponderEliminar¿Cuando terminará ese horror? ¿Alguien podrá responder mis preguntas?
Gracias por tu sensibilidad.
Un beso: Juliana
Y lo triste es que escuchemos a personas que no entienden lo que pretenden estas personas cuando vienen a nuestros países, buscan vivir mejor, pero lo penoso es que halla gente que no los quieran ayudar, cuando es algo que se debería hacer por bondad y necesidad.
ResponderEliminarNo hay tierra, países de alguien, todas son de nadie y de todos y quizás algún día tengamos que desplazarnos a otras tierras por verdadera necesidad, siendo nosotros extranjeros como se les llaman.
La ayuda es necesaria y la humanidad imprescindible. Si se hiciera de esta forma nadie sufriría ni moriría en el camino o en el cambio.
Un abrazo y por lo mejor para todos.