Uno puede cambiar mil veces de estancia y otras tantas o más de ciudad, de país, de latitud, de hemisferio, pero seguirá por siempre habitado por el paisaje de su infancia, por ese paisaje de las primeras miradas conscientes e intencionadas que le sigue y le persigue allá donde vaya. Mi mundo es un mundo fronterizo; es montaña, pero montaña que se asoma al mar como se asoman los sueños a un mañana que no siempre llega y al que uno se aferra cuando le apetece cambiar el rumbo de las cosas. Desde la montaña, serpenteante, baja el Almadán (río el mar) buscando el beso de la entrega en el Mediterráneo marbellí.
En los días claros, y en los días nebulosos de mis añoranzas, mi paisaje es una terraza que se asoma al mar y lo vadea hasta la cordillera del Atlas en plano lejano, como si un fantasmagórico sueño se elevara por encima de lo imposible: aquí Ojén, allí la mar-bella, allá el Magreb como umbral del África extensa e inabarcable; en medio plano, desplazado a la derecha, como si quisiera darle la mano a Sabinillas, el Peñón de Gibraltar.
El sol se bate en retirada por la cuesta de Pelayo camino de Tarifa, mientras la mar océano oxigena y renueva las aguas por el Estrecho. En su despedida ha encendido de tonos rosados los últimos instantes del día y se fijan como una instantánea al álbum de mi memoria. Este, este es mi paisaje; el de los días claros de mi querida tierra de infancia, y el de los días nebulosos de mis añoranzas, cuando al echarle de menos reviso una y otra vez el álbum inmaterial de mis recuerdos.
Precios recuerdo de tu infancia, pero siempre hay excepciones. No estoy unida a ningún pueblo
ResponderEliminarDe tanto ir y venir llevo la imagen del mar en la retina, las hermosas playas del Caribe.
Asi que el mar es tal vez mi imagen preferida, por algo adoro mi Planeta Azul:)
Bello escrito suena todo el a poesía.
Se puede dar el caso de que el paisaje de la infancia, ese que tenemos siempre detrás de los ojos, haya desaparecido sin habernos movido del sitio.
ResponderEliminarBonitos recuerdos y brillantemente contados.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un beso Fco.
Francisco, don Paco, amigo mío.... me descubro ante estos recuerdos, poesía y ternura en estado puro!
ResponderEliminarPD: Siento no poder pasarme todo lo que quisiera por este espacio calmo y risueño... las maestras vivimos bastante agobiadas aunque algunos piensen lo contrario.
Besos!
;)
Los recuerdos de la infancia siempre son imborrables. Los míos mezclados entre la ciudad de la eterna primavera y los fríos inviernos de Madrid. Sin olvidar a ese mar que cuando dejaba de ser Caribe se volvía un Atlántico de largo recorrido.
ResponderEliminarGracias por contarnos un poco de tu infancia para ayudarnos a recordar la nuestra.
Un beso.
Muy bellos recuerdos, producto seguramente de una igualmente bella interpretación de la infancia particular. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarRecuerdos tiernos con foto acompañando llena de nostalgia y sugerencias. El paraíso perdido. Un tiempo que se lleva dentro, en la memoria.
ResponderEliminarUn saludo.
Los recuerdos siempre permanecen en la memoria y en el corazón, y muchas veces nos llenan de paz, y de sosiego.
ResponderEliminarUn beso.
El paisaje es tanto más hermoso cuánto más lo sea su memoria, que bonito lo has contado. Un beso
ResponderEliminarHola Francisco pásate por mi blog cuando puedas, sabes que considero mucho tu buen trabajo y el estilo particular de tu blog y por eso mismo tienes algo para ti que te dono con sumo gusto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estupendo Francisco, me ha encantado esta entrada describiendo tu paisaje. Para mí el mar es la excepción, lo que se contempla algunas veces al año. No obstante, en cualquier lugar se puede disfrutar de un bello panorama, de un amanecer inigualable, de un atardecer inolvidable... El caso es gozar de lo que tenemos en nuestro entorno. Un abrazo.
ResponderEliminarFenómeno relato de esa tierra que tengo la suerte de visitar de vez en cuando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando puedas pásate a recoger lo que tienes en mi blog, ahora paso a leer y comunicar.
ResponderEliminarEl álbum muchas veces más bello o por lo menos tenemos el privilegio de poder escoger los recuerdos que nos generan buenas sensaciones y belleza interior. Siendo lo que debemos hacer.
Un abrazo.
Muy bien contados esos recuerdos enquistados.
ResponderEliminarsaludos
Si, lo importante es tener recuerdos que conformen una vida, aquí o allí, dentro de nosotros guardamos lo importante, no siempre es un sitio ni un paisaje, a veces tan solo un olor o un color bastan para llevarnos a una etapa de nuestra vida. Me has hecho recordar Francisco... Beso
ResponderEliminarEsos recuerdos entrañables nos hacen la vida más agradable, llena de luz nuestros días y nos dan fuerzas para seguir el camino.
ResponderEliminarMuy bonito Francisco.
Un besazo