Se ha parado tu reloj a la hora en punto,
cuando bajaban las lenguas de fuego
y tu materialidad se hizo espíritu,
tal como desde siempre fuiste destinado.
Hace ya algún tiempo que eras
algo más que un rescoldo,
ceniza visible aplazada en el tiempo;
pero has esperado a la gran ocasión,
al momento álgido de Pentecostés
y te elevas al rebufo del soplo divino
con el gracejo, la galanura y el compás
de un airoso desplante en las Marismas.
Tenías el corazón lastimado, herido,
dos veces suturado, y una desgana profunda
hizo dominio en ti sin que pudieras zafarte.
Tú me enseñaste la puerta de la donación,
ese espejo donde mirarse y ver al otro.
Tú, ejemplo de sencillez y simplicidad,
coherencia entre tus silencios y tu proceder,
militancia callada y totalmente comprometida.
Querido Joaquín, has sido en la viña
un obrero ejemplar. Descansa en paz.
Le llegó la hora.
ResponderEliminarQue descanse en Paz.
Un abrazo.
Todos tenemos la ruta marcada, pero resulta doloroso para quien se queda.
EliminarUn abrazo.
Hermoso y emotivo escrito a ese amigo que ha partido al Padre. Saludos
ResponderEliminarSin duda ascendió con la protección del Espíritu Santo, Francisco...A cada cual le llega su hora y a él le llegó y todo se cumplió. Descanse en paz.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo.
Muchas gracias, María Jesús.
EliminarUn abrazo.