Una luz cenital como médula
y se abrieron mis ojos a la vida
en el reino autóctono de mi verdad.
El maestro hablaba de otras geografías,
pero allí teníamos ejemplos de casi todo,
si bien los conceptos no se adaptaban
a las dimensiones que podíamos palpar.
Vivir a la falda de la Sierra Blanca
proyectaba en mis expectativas
el reto de escalar para ver el más allá
o descender hacia el infinito azul
que se divisaba al fondo del panorama.
Un mundo agrícola, una vida de esfuerzo
como horizonte gestado hacia futuro.
En las pituitarias se acentuaban
los aromas gestados en las trébedes
y los acentuados por la naturaleza:
el azahar con su ácido de cítrico,
la hierbabuena escalando al puchero,
el sabor agraz de las uvas prematuras
colmadas de impaciencia en la boca,
o la calda ardiendo en las entrañas
y anunciando el pan de cada día.
En la almazara era más persistente
el olor del alpechín que el oro verde
ungiendo el hambre desde la base.
Autosuficiencia. Conformidad. Aceptación
a todo aquello alcanzable o visiones
que alimentaba el cine haciendo soñar.
El futuro era una página ya garabateada
desde la misma sima de la infancia.
Son los bonitos recuerdos de quien ha tenido que salir de su casa, de su pueblo o de su terruño, aunque hay un dicho que escuché por primera vez en Cataluña que dice: "uno no es de donde nace, es donde pace", y creo que es verdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguramente es así, Emilio, como decía también la canción: "ni soy de aquí, ni soy de allá", pero me siento vinculado al lugar de mi infancia, después de haber fijado residencia en varios lugares siempre distantes.
EliminarUn abrazo.
Mucha añoranza trasmite tu poema Francisco y te entiendo, yo también añoro mucho los diferentes lugares en los que me ha tocado vivir. Saludos
ResponderEliminarMás que añoranza se trata de lo atesorado por los recuerdos infantiles, Charo.
EliminarUn abrazo.
Francisco, qué bien has descrito el lugar o pueblo de tu infancia, donde aprendiste a vivir, a convivir y a soñar, porque tenía todo lo necesario para el cuerpo y el alma...Por eso permanece en el centro de tu mente y de tu corazón como un lugar genuino y eterno...Muy bello, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo siempre.
Bella tu generosidad para conmigo, querida María Jesús. Mil veces gracias.
EliminarUn abrazo.
Una descripción poética y real, que me ha hecho recorrer esa zona con la imaginación.
ResponderEliminar¿ A quién no le ha llegado la página del futuro garabateada?
Celebro que ye haya hecho sentir, Tracy. En el fondo somos todos más iguales de lo que imaginamos.
EliminarUn abrazo.