Nació en un primaveral septiembre,
cuando ella acababa de despedirse
de la pubertad con sonrisa anchurosa
permanentemente desabrochada.
En su trenza se recogían
las guedejas de su jovialidad
y el alegre gozo de la inocencia.
La miré largamente. ¡Qué hermosura!
Era la luna en creciente asomándose
a mi vida y dejándome su impronta
imperecedera. ¡Qué hermosura!
Su rostro era inmaculado. Sus ojos
ofrecían el cristal azabache de la pureza
y su sonrisa era el cepo inconsciente
con el que fui mortalmente herido y preso.
La miré. La hice unívocamente mía
y degusté a futuro el sabor de sus besos.
La miré una y otra vez. Era la lluvia.
Eran los cuatro chorros de la fuente
interpretando la partitura del agua
en mis adentros desde la boca del alma.
La miré de nuevo. No podía dejar de hacerlo
arrastrado por un impaciente y loco amor:
así nació ella.
Buenos recurdos de un amor auténtico, que el paso del tiempo, nunca puede borrar.
ResponderEliminarFeliz domingo. Un abrazo.
Trata de ser la instantánea de ese primer momento del enamoramiento, de algo que comprendí más tarde y fue como un fogonazo de luz.
EliminarUn abrazo.
"interpretando la partitura del agua en mis adentros desde la boca del alma"
ResponderEliminarEs bellísimo.
Una impronta imperecedera... y se comprende :=
No tenía ni idea de que habías vuelto al blog.
Un fuerte abrazo, es estupendo que no dejes de escribir!
Maite queridísima: he estado algo más de un año sin aparecer por las redes sociales a causa de la vista. Pero ya estoy operado de cataratas de ambos ojos y casi he vuelto a la normalidad. Gracias por tus estímulos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Bueno , bueno. belleza de versos románticos . Me ha gustado, los versos y ella.
ResponderEliminarHay mucho de real en estas palabras, Katy. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Una descripción apasionada de la persona amada, que no deja de ser genuina belleza literaria, coronada por el sentimiento...Poseía pura, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz semana que empieza, amigo.
Está escrito ahora, pero son aquellos viejos sentimientos, que por suerte se han mantenido en el tiempo. Muchísimas gracias, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Y así será para siempre.
ResponderEliminarEso espero, Tracy, que sea por siempre.
EliminarUn abrazo.