17 mayo 2024

PATRAÑAS



Era, quizás algo más que un niño

cuando traté de trasplantar el mar

con la ayuda de un cubo

y un rastrillo de juguete.

Antes lo había intentado con las manos,

pero se escabullía el agua,

la sal, el yodo… Hasta los restos de algas

se me hacían líquido por entre los dedos.

Todo en fuga. Una evasiva en tránsito.


Alguna ocurrencia similar

también intenté con los sueños,

pero el resultado fue otro disparate

de dimensiones similares,

como cuando quise exprimir una nube

para saciar la sed del momento.


De niño experimentaba cosas

que acabaron siendo absurdas.

Ahora… Ahora sigo sin saber

otra multitud de cosas. ¡Qué triste,

es muchísimo lo que ignoro!


Últimamente estoy tratando

de estudiar la metafísica

de los bulos puestos en moda,

y en verdad ando bastante perdido.

Seguramente que, como con las armas,

alguien estará sacando beneficio de ello,

pero esa titularidad solo la conocen

las entidades financieras y lo ocultan

con sumo y sigiloso afán.

14 comentarios:

  1. Es como san Agustín cuando vió a un niño que queria meter el agua en un agujero. Es imposible, pero se puede soñar.
    Un abrazo.

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    1. Es verdad, Emilio, la ignorancia es muy atrevida, pero al mismo tiempo no empuja a soñar.
      Un abrazo.

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  2. Francisco, la curiosidad y el afán por aprender nos mantiene jóvenes...Pero hay temas oscuros, ciertamente misteriosos, que es mejor no profundizar en ellos, porque nos rompen la confianza en el ser humano y su deriva...Sigamos cerca de la naturaleza, que no nos engaña y sigue siendo sencilla y honesta, amigo.
    Mi abrazo entrañable por tus inspiradas letras.

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    1. Si no jóvenes, tal como lo concebimos, sí mentalmente ágiles. Es bien difícil tragarnos las patrañas con las que nos hacen comulgar, María Jesús, pero como bien dices, sigamos a la naturaleza que no nos engaña.
      Un cariñoso abrazo.

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  3. Sólo la inocencia de niño permite hacer cosas imposibles de lograr pero mientras lo intentan se llenan de ilusiones y todos hemos pasado por esas experiencia y es una pena cuando ya llegamos a cierta edad, que al igual que tú, nos damos cuenta que no sabemos nada. Saludos

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    1. Lo triste son las decepciones que nos llevamos cuando bajamos el listón de las exigencias, Charo.
      Un saludo muy afectuoso.

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  4. Patrañas, eso es, solo patrañas. Veo que has vuelto con el ismo ímpetu de siempre. Un fuerte abrazo.

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    1. Necesito del ejercicio continuado para preservarme, Chelo. Ese es todo mi afán.
      Un fuerte abrazo.

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  5. El niño, con su inocencia, piensa que todo lo que sueña se puede llegar a hacerse realidad.
    Feliz fin de semana. Un abrazo.

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  6. Les faltó una feliz niñez a los de las entidades financieras, para que tuvieran hoy la creatividad y ganar construyendo en vez de destruir.
    Un abrazo.

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    1. Me ha gustado mucho tu visión de los hechos, Sara.
      Un abrazo.

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