Tú que eres el candor
y la belleza plena,
la inocencia en grado superlativo.
Tú que bebes como quién juega
y juegas con el jugo de los besos maternos.
Tú que sigues el curso
de las cucamonas sin malicia
y te reflejas a plenitud
en una mirada limpia.
Tú que eres la perfección
en tamaño reducido
y no conoces la perfidia.
Tú que todavía, un copo de nieve
ardiente e inmaculado,
eres la esencia que ya conjugas
presente y futuro.
Tú que eres la esperanza
de la generación futura,
aprende de mis errores
y mantente por siempre potable
en el cauce del arroyo que vives,
sin pensar a qué mares irán tus aguas.
Hoy hay niños que son unos auténticos "cabro***" y digo niños de 8 años en adelante.
ResponderEliminarSaludos
No te falta razón, Emilio, pero uno de soñar, mantener la esperanza en la generación futura.
EliminarUn abrazo.
Eso no te lo niego.
EliminarUna preciosidad de poema , los niños son todo ternura e inocencia, es una pena que se hagan grandes tan rápido...me ha pasado con mis nietas.Saludos
ResponderEliminarComprendo lo que dices, Charo, pero sus vidas no nos pertenecen.
EliminarUn abrazo.
Esa inocencia deberíamos conservarla como un tesoro, junto a la ilusión y la curiosidad, que tienen los niños...Son pura vida, amigo.
ResponderEliminarMagnífico homenaje a la infancia.
Mi abrazo y feliz noche.
Gracias, María Jesús, porque siempre tienes para mí una palabra de estímulo.
EliminarUn abrazo.
Buenos consejos le das al final.
ResponderEliminarOjalá los escuchen o los lean.
Besos
Los abuelos... Ya sabes, siempre tratando de orientar a los nuestros.
EliminarBesos.