08 diciembre 2018

POR ENTRE LOS VELADORES




Pedía por entre los veladores
haciendo sonar un vaso de plástico
con unas monedas;
en su mirada había una vieja herida
que no era fácil diagnosticar
y que dejaba al descubierto
los guiñapos del alma.

Antes que nada, se colocaba
en el arco de todas las miradas
y comenzaba a cantar
simulando con las manos
tocar su inexistente guitarra.

Tendría un nombre. Seguramente
tendría un nombre,
pero le conocen como el de la guitarra.

Se acompañaba con las manos desnudas;
no cantaba mal, pero a veces desentonaba,
aunque en su repertorio
─como en sus ojos─
llevaba partituras de honda tristeza.

10 comentarios:

  1. Hay gente que pide ofreciendo alguna habilidad: tocar un instrumento, hacer mímica... Es menos humillante para el que pide.
    Un abrazo,Paco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin lugar a dudas. Un día se me quejaba un flamenquito de la competencia venida del este con tanto acordeonista, flautista y hasta violinistas.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Una situación triste que no debería de existir.....la riqueza debería de estar repartida de tal forma que todos tuvieran una vida digna sin necesidad de humillarse para pedir.Saludos cordiales

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin dudas que sí, Charo, aunque ese reparto no sea, en mi opinión, sino el de la igualdad de oportunidades.

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Que mal se deben sentir las personas que pierden su dignidad pidiendo limosna.Opino como Charo que no debiera existir esta desigualdad y de ser necesario demostrar un talento artistico al hacerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así debe ser, Lucía Angélica, nada de esto debería existir. No obstante es bueno distinguir que hay músicos callejeros que exhiben sus virtudes sin degradarse.

      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Desentonaba a veces, porque su guitarra (imaginaria) estaba mal afinada.
    Esas miradas...
    Abrazo grande de anís.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un dolor misericordioso el que se siente al contemplar a estas criaturas, Sara. ¿Quién sabe por qué han llegado a la calle?

      Un abrazo anisado.

      Eliminar
  5. En tu poema suena su voz y sueña su guitarra, Francisco.
    Que Dios los bendiga para que tengan lo que necesitan.
    Mi abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay muchas pobrezas, María Jesús, casi tantas como necesitados. Gracias por tus palabras.

      Un abrazo.

      Eliminar