La luna es el espejo azul de
tu mirada,
firmamento infinito
que se desborda por playas
celestes
como oleada que brinca
el espigón de mi
contingencia.
En la mediatriz de tu
pináculo,
en el preciso lugar donde se
despeñan
los dos hemisferios
y toma entidad la delineada
simetría,
campos saturados de amapolas
como patrón de belleza;
y al sur, el precipicio
donde se despeñan los besos
y se sepultan mis
ensoñaciones
Y bordeando la luna azul que
todo lo ilumina,
el deslinde infinito, pizarra
azulado,
refugio y abrigo de la cruda
intemperie
de tu exclusividad.
En el espejo azul de tu
mirada,
la sed insaciable y este
insomnio
que a ti me aferra.
Qué sería de nosotros, pobres mortales, sin la luna. Último refugio de locos y poetas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Es también ese alguien que tenemos a manos para echarle las culpas de nuestros desvaríos. Hasta los psiquiatras la usan para nombrar una enfermedad mental.
EliminarUna bella mirada que te ha inspirado un hermoso poema.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Charo, por mirar de ese modo.
EliminarUn abrazo.