Fotografía de Álvaro Caputto |
Sobre la línea divisoria del
horizonte,
el indeciso incendio del sol
de la mañana:
somnoliento, torpe, lento...
Un amplio brochazo naranja
elevándote como bailarina
sobre las heridas puntas de
sus pies.
Pasos parsimoniosos que
lentamente se aceleran
como pestañas que se
despegan
y pupilas heridas
oponiéndose a despertar.
La mar, quietud y calma, gris
azulada
como campo de lavanda en planicie
que no la despeina el aire
y se derrama con pereza en
la playa.
Claror en el cielo, luz de
inauguranza
que abre las ventanas del
alma
y anuncia el ritmo del nuevo
día.
Indeciso, torpe y lento. ¡Qué bien me has descrito!
ResponderEliminarNo seas suspicaz, Caputto, tan sólo he usado tu bella fotografía para inspirar este poema.
EliminarUn abrazo.
Para inaugurar el día, el sol no tiene prisa. Luego, una vez despierto, le coge gustillo a eso de echar carreras. Y no para hasta que se esconde.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Muchas gracias, Cayetano, por esa carrera que has descrito, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Hermoso poema a ese despertar del sol.Saludos cordiales
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo. ¡Qué alegría que vengas por mi casa!
EliminarUn abrazo.
Hermosa canción y bella fotografía.
ResponderEliminarEn mi nombre y en el de Álvaro, muchísimas gracias, Angalu.
EliminarUn abrazo.
La mar siempre es inspiradora de grande poetas.Algo tiene el mar que nos atrapa.
ResponderEliminarBesos
Es verdad que es fuente de inspiración, es trabajo, es aventura, es búsqueda...
EliminarBesos
El cielo y el mar juntos celebrando la luz...Con sus tristezas y alegrías, pero siempre juntos, dándonos ejemplo de vida, belleza y entrega...Muy bueno, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz día.
Muchas gracias, María Jesús, por tu sincera y gratificante amistad.
EliminarUn abrazo.