En los plátanos de la plaza,
un entramado de ramas
desnudas,
brazos nudosos y artríticos
que fueron alfombrando los
suelos
de mullido y ojeroso ocre.
Mientras los caducos se
desvisten,
─al
llegar los fríos─
me arropo y ensimismo en
tus recuerdos
tiritando de desnudo desamparo
ante la poda de tu olvido.
"¿Conoces el olvido?
ResponderEliminarMira mi sombra blanca...
y este lento camino hecho de nieve."
Un abrazo
Me superas con mi receta lírica, Merche. Enhorabuena.
EliminarUn abrazo.
El olvido puede ser beneficioso aunque nos haga sufrir.Precioso y melancólico poema.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión, Charo, siempre favorable a mí.
EliminarUn abrazo.