Yo vi cómo se acercaba.
Lo hacía con parsimonia,
con suma delicadeza,
como quien sigue un guión
escrito
y no quiere olvidar
ninguno de los matices.
Primero dudé si sería el
olfato
o la vista la causante de
su excitación.
Se acercaba con la mano
encogida,
como quien teme lastimar
o dislocar la paz reinante;
entornaba los ojos
queriendo busca mayor
nitidez
y al poco reanudaba el
acercamiento.
Sí, es el olfato sin dudas.
Poco después fue
extendiendo su mano
como quien trata de
acariciar
el aire que la circundaba.
Regresaron las dudas.
Mira sin ver. Es la vista.
Tuve la certeza de
encontrarme
ante un acto de amor,
al que de alguna forma
estaba profanando.
Estaba a punto de
poseerla,
su dedicación y esmero
no dejaba ningún resquicio
a la duda.
Le temblaban las manos
como dos palomas en vuelo,
la vista la tenía fija o
perdida
y todos sus sentidos
centrados
en aquello que perseguía.
Finalmente, al tratar de
acariciarla,
sintió la punzada de un
aguijonazo
y aprendió que las rosas
son para admirarlas y no
violentarlas.
Bonita foto. Poema deslumbrante que muito gostei de ler
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Cumprimentos poéticos
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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