Apunta el sol
con la sonoridad de un despertador,
un gallo que vive en la
memoria
y anuncia el nuevo día.
Bosteza. Sale el hombre
de lo profundo de sí mismo
y se sustenta en la verticalidad.
Por delante las necesidades
y las ambiciones
aplazadas,
cumplir el ritual de la
supervivencia
y mejorar, si posible
fuera,
el anodino día a día
en el que no se complace.
Pronto estará sudando,
sin saber si ese efluvio
le traerá aparejado los
sueños
que de forma reiterativa se
colmatan
en su día a día.
Quisiera ser feliz, pero
se olvida
que no se empieza por la
meta
y sí por el punto de
arranque.
Come y no siempre se
satisface
porque piensa en el menú
que está fuera de su
alcance.
Quiere ser amado, lo
necesita
para cumplir con sus
ambiciones,
pero puesto en el lugar
receptor
ha perdido la visión hacia
afuera
y sigue estando solo.
Cae la tarde. Se cierra la
noche
y deja a oscuras el gran
escaparate
de la vida corriente. Está
cansado
y también insatisfecho.
Vuelve a la horizontalidad
y acaba
de nuevo soñando en sí
mismo,
siempre en sí mismo, sin
encontrar
la punta del hilo de la madeja.
Acabo de salir de la horizontalidad, he entrado en la verticalidad y en estos momentos estoy hecho un cuatro escribiendo este comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lindo de ver e ler
ResponderEliminar.
Cumprimentos poéticos
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Estar pensando y soñando en uno mismo no es bueno pues nos lleva a un estado de desánimo total.Pronto mi posición será la de horizontal pero soñaré con otras personas o al menos eso quiero.Saludos
ResponderEliminarSomos pura geometría
ResponderEliminarQué reflexión tan profunda, ese día te pusiste los zapatos del que se levantaba. Me encantó maestro... Besos
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