Surgió como un destello,
un parto de luz
cuando el atardecer se
hizo penumbra
y la luna decidió salir de
su alcoba.
Presidía el silencio
expectante,
rotundo como un templo
vacío
y solitario,
mudo, como quien medita
y todavía no ha llegado a
la certeza
o conveniencia de abrirse.
Por lo alto de la sierra
un diafragma de apertura parsimoniosa,
como un coro de ángeles
que se expande hasta sus
propios límites
y más allá. Al poco,
la presencia oronda de la
luna,
toda ella, toda ocupando
el todo,
luciendo en absoluto
esplendor.
Con el resplandor,
había renacido el perfil
de la cordillera
y se adivinaba el pasto y
la arboleda,
antes desdibujados entre
las sombras.
Una corte palaciega de
estrellas
garabateaba el cortejo.
Se había producido el
tránsito,
tal como venía sucediendo
desde tiempo inmemorial
y así será hasta mucho
después
de que tú y yo nos hayamos
ido.
Una pregunta que me hago ¿cuanto es el tiempo inmemorial?, dicen que al muerto por muy familiar que sea se le olvida en dos o tres generaciones, ¿será eso ya inmemorial?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Existem silêncios que ecoam mais que muitos gritos da vida.
ResponderEliminarBelo poema
.
Cumprimentos poéticos … feliz fim de semana
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Hubo eclipse en días pasados y lo pude ver, fue una luna de lo más hermosa la que se puso en escena!!!
ResponderEliminarBesos de anís.
Tu poema embellece más aún a esa luna llena en todo su explendor.Saludos
ResponderEliminar...Esa maravilla que nos has contado es todo un regalo de amor de su Creador, que se repite día a día, Francisco. Muy bello e inspirador, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño. Feliz finde.
Pues sí, así será, menos mal que estás para describirlo en detalle y tan bellamente. Precioso. Abrazo
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