Me alumbró la primavera
como un fogonazo
y me transmitió toda su
energía,
el ciclo vital
cuando el polen pregona,
a voz en grito
su cestillo aromático,
la mercadería de los días
alegres.
Me enamoré en otoño,
pero bajo la capa de una
primavera
poderosa y enérgica
que llevo adosada a los
lomos
y ni controlo ni se deja
manejar.
Es como un estar poseído
por una fuerza telúrica
─quizás autónoma─
que no se deja domeñar.
Es como un osado hálito
dulce y zalamero
con piloto automático y
saturación enérgica.
Gocé y sufrí los extremos
del invierno,
el calor amoroso de la
lumbre,
el rescoldo que se duerme
paulatinamente
entre las cenizas como una
feliz sobremesa.
Soñé sobre la espuma que
lleva la corriente
por itinerarios jamás
sospechados
y dormí en el regazo de
los dioses
hasta que pude transcribir
e interpretar
los signos que me habrían
de llevar a ti.
Te enamoraste en otoño, yo en invierno y creo que aún el polen no me afectaba, así llevo muchos años, enamorado y jodido con la alergia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese regazo de los dioses te hicieron un gran favor pues te iayudaron a interpretar los signos que más te interesaban.Saludos
ResponderEliminarMaravilloso, prepara en la primera estrofa, la segunda sube al cielo y la tercera es el corolario perfecto al poema. Me encantó. Besos
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