30 mayo 2021

RESIGNACIÓN



En la casa de mi infancia, la escalera,

como las del noventa por ciento

de las calles del pueblo,

era un ensayo de ascensión

a los cielos.

 

Entre muros del grosor de aquel tiempo,

una pendiente tan pronunciada

que parecía una rampa vertical

sensiblemente echada,

cuyos escalones ─losas rojas y blancas─

una especie de prueba atlética

desigual para cada uno de nosotros.

 

Entonces era un niño y recuerdo

subir y bajar a la velocidad de la infancia

y cómo la mesura de mi madre

tomaba cada tranco con otro sosiego.

 

Avanzado el tiempo

y pronunciadas las fragilidades,

ella evitaba hacer vida fuera del bajo

y acabó renunciando a las alturas,

aunque sin mostrar la menor amargura.

 

Ahora siento sobre mis miembros

esa misma fragilidad de mi madre

y tampoco podría subir aquella escalera,

y también lo inevitable con materna resignación,

satisfecho de haber llegado hasta aquí.

20 comentarios:

  1. Además, el bajo es más fresquito. No hay comparación.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Eso es cierto, Cayetano. Aquella casa era muy hermosa y pequeña en su humildad.
      Un abrazo.

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  2. Cuando uno se compra una casa, adosada o no, quiere que tenga cochera, planta baja donde se encuentre el salón y la cocina y los dormitorios arriba en la primera, todo muy bien mientras las piernas responden, amigos que hicieron eso, hoy tienen que poner camas en el salón porque les cuesta un mundo subir las escaleras. Cuando somos jóvenes nos creemos que así vamos a estar toda la vida.

    Un abrazo.

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    1. No son las mismas necesidades a lo largo del tiempo, Emilio, por eso nos tenemos que ir adaptando, siempre que se pueda.
      Un abrazo.

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  3. Como bien dice Emilio Manuel, en su comentario a tu certero y bello poema, no solemos pensar que los años terminan por pasar, afortunadamente, y nosotros ya no somos los mismos.
    Besos.

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    1. Pues sí, Juan, hay un tiempo para cada cosa y nosotros vamos evolucionando a lo largo del mismo.
      Un abrazo.

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  4. "Un ensayo de ascensión al cielo" "Subir y bajar a la velocidad de la infancia" me encantan esas dos frases.
    De niños todo queda cerca, rápido y accesible.
    Un grqn abrazo.

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    1. Gracias por ese subrayado tuyo. Celebro que te guste, Sara.
      Un abrazo grande.

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  5. Es bonito recordar a esa casa de tu infancia...de todas las que me ha tocado vivir (debido a los destinos de mi padre)la que más gratos recuerdos tengo es la de Barbastro que por supuesto también tuvimos que trasladarnos a otro lugar del que también guardo gratísimos recuerdos de juventud y que ya fué el último traslado....mi querida ZARAGOZA.Saludos

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    1. En nuestro caso era una pequeña y humilde casa de pueblo, de donde mis padres nunca se movieron.
      Un abrazo.

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  6. Siempre me he movido en un terreno llano desde mi niñes. Eso no quiere decir que no haya subido cuestas, porque en algunos lugares que he visitado había cada cuesta ¡Que se las trae!

    Besos

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    1. Los que hemos nacido en un pueblo como Ojén tenemos el entrenamiento incluido, Antonia.
      Besos.

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  7. Yo tampoco podría ahora bajar de dos en dos las escaleras de esta casa. Aparte de que la casa ya no existe...

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    1. Lo importante es ir aceptando la transformación que acarrean los años sin desesperarse.
      Un abrazo.

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  8. Una calle preciosa. Mi hija ha venido enamorada de tu pueblo y no me extraña.
    Me he re´do con lo de la desigualdad de los peldaños, eso no es de antiguo, antes se hacían mejor. Yo vivo en un séptimo y muchas veces subo y bajo andando por ejercicio y es dificilísimo porque los escalones están a distintas alturas y acabas cabreada, en cambio en la playa , que la casa es más antigua puedes coger velocidad de crucero subas o bajes, toso los escalones está milimetrados.
    Y tras esta charla que te importará un pimiento, te digo que has hecho un poema precioso del correr de la vida.
    Besicos

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    1. Un beso a tu hija. Seguro que ha pasado por mi puerta (la que fue). Y a ti gracias por estar un día más a mi lado.
      Besicos.

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  9. Francisco, la actitud es fundamental...La escalera y la cuesta es símbolo del "ascenso al cielo" y más tarde, esa divina resignación de no poder hacerlo, es haber alcanzado ya "un trocito de cielo"
    Mi felicitación y mi abrazo por tus bellas letras, amigo.

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    1. Gracias, María Jesús, por la mucha ternura que hay siempre en tus comentarios. Son bellísimos los ojos que leen así.
      Un fuerte abrazo.

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