Dicen que los sentidos nos
engañan,
que la realidad dista un
tanto
de lo que apreciamos;
pero, ¿qué ha de quedar de
la vista
si dudo de la belleza de la
flor
y el fruto no es nutriente
alimento
que primero entra por la
visión
y más tarde sacia?
Aprendí a mirar en alzado,
también en planta y perfil
como síntesis o
representación visual
de lo que captan los ojos
y se materializa en la
mente;
luego acepté la deformación de
la perspectiva
y de la rotundidad corpórea
de los primeros planos.
Pero un día, cuando fuiste
presencia,
cuando me tembló el pulso
ante tu cercanía,
cuando tus palabras
respondieron
a mi mirada,
cuando finalmente degusté
el jugo de tus labios hasta
saciarme,
entonces supe
que lo que la visión sugiere
por aproximación
es el paladar quien lo
corrobora.
Llegado a ese punto, qué más da que sea un engaño semejante delicia.
ResponderEliminarUn abrazo anisado.
Pues es cierto, Sara, para qué más.
EliminarUn abrazo.
En el mundo del periodismo se sabe que los primeros planos engañan mucho, que hay que abrir el objetivo para tener una mejor visión del conjunto, lo ideal es presentar varios planos del mismo objeto con aperturas diferentes, así se entiende mejor el contexto donde se encuentra lo admirado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Emilio, pero en el terreno de los amoríos todo es improvisación y mariposas que revolotean en el estómago.
EliminarUn abrazo.
No te quepa la menor duda: el paladar no engaña.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Tienes razón, Cayetano: hay que catar.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. ;-) Me he sonreído al leer tu bello poema. Cierto que el paladar no engaña pero la vista es lo primero que nos haces sentir bien o mal. Comemos con los ojos y por los ojos nos entra el disfrute y el deseo
ResponderEliminarAbrazos
Es verdad que comemos con los ojos, pero ni el dulzor ni la acidez están descritos con la mirada, Isa.
EliminarUn abrazo.
Lo definitivo es lo que dices al final.
ResponderEliminarBesos
¡Qué nos gusta un besuqueo, Tracy!
EliminarUn abrazo.
Sí, suele ser así.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola, por darme la razón.
EliminarUn abrazo.
Hermoso poema con un final genial.Saludos
ResponderEliminarTe lo agradezco mucho, Charo.
EliminarUn abrazo.
No hay duda de que el captar el sabor de una persona es uno de los actos más íntimos que podemos tener con ella.
ResponderEliminarUn saludo
Íntimo y sublime, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Llegado a ese punto final, ya tienes el convencimiento que es la persona de tu vida.
ResponderEliminarBesos
Es como el certificado de autenticidad, Antonia.
EliminarBesos.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh
ResponderEliminarque bonito!!!!
Ese degustar el amor. Me encanto!!!Abrazo grande Francisco, una belleza de poema
Gracias, muchísimas gracias, Eli.
EliminarUn abrazo.
Que gran final, precioso poema. Saludos amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.