Cuando el YO se mira al
espejo
pronuncia mayestática exclusión;
ante tanta aparente belleza
todo se empequeñece
y el resto parece raquítico.
El sol brilla para todos,
pero si una nube patosa se
interpone,
el horizonte es una estrella
fría
que tirita de desolación
y muere en el invernadero
de aquellos que piensan en
singular.
Es medio día,
alguien ha instalado la
tramoya
de un penoso atardecer
y la noche cerrada se cierne
sobre todos
sin visos de recuperación.
Lo singular no es exportable
como no es viable el corsé
o la talla única que
uniforma
a base de apretujar con el calzador;
tampoco un pueblo
es la trasposición de una
barriada,
por exclusiva que parezca,
para intercambiarla por un
todo.
La casa común es el lugar
donde cada persona
es una simple tesela
imprescindible
que da entidad, vigor,
colorido
y diversidad,
con respeto a la dignidad de
cada uno.
Simple pero imprescindible, ahí está lo verdaderamente importante.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Desde Narciso, los espejos cuentan lo que ven.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Me pregunto si se puede ser digno teniendo una ayuda de 400 euros o que en una familia estén todos sus miembros parados o simplemente ganado un salario mínimo de mierda, voy más allá, ¿se puede ser digno si aquellos que te tienen que defender te venden al mejor postor y sus mentiras resuenan como tambores sin que te des cuenta?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Evidentemente no, pero no quien lo padece, sino quien no hace nada por cambiar el curso de las cosas.
EliminarUn abrazo.
Cada uno somos una mínima porción de la tesela que conforma la pieza entera.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Esta pandemia nos está demostrando que todos los humanos formamos parte de una misma unidad, que a todos nos importa el estado del otro porque el nuestro también depende de el de cada uno de ellos. Hoy lo viene a confirmar el Presidente de los Estados Unidos cuando quiere liberalizar las vacunas para que puedan ser vacunados hasta los más recónditos seres humanos del globo. La salvación nuestra depende de la salvación de todos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tan indigno es el que provoca situaciones adversas perjudicando a muchos cómo los que miran para otro lado y no hacen nada para remediarlo porque a estos no les han perjudicado en nada.Saludos
ResponderEliminarTienes toda la razón, Charo: el otro también es cosa nuestra.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado la comparación de cada persona es como una tesela imprescindible en la casa común que colorea la dignidad de cada uno.
ResponderEliminarSirve este poema para recapacitar. Gracias.
A mí me costó recapacitar mucho para escribirlo, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Un poema fuerte, como fuerte es lo que esta pasando a nivel mundial. Si la pandemia llego para que aprendamos algo, seguro hay muchos que no lo entendieron ni lo entenderán de esa manera ,y no solo seguirán mirándose al espejo sino que lamentablemente lo que reflejan es nefasto para el resto de la sociedad. Un abrazo Francisco y ojala esto se modifique.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eli. Parece que se inicia poner al descubierto que para salvar nuestras vidas necesitamos salvar la vida de TODOS.
EliminarUn abrazo.
Todos somos uno, lamentablemente muchos no lo ven asi. Saludos amigo.
ResponderEliminarPero es una verdad irrefutable, Sandra. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Qué importante cada nube, que es capaz de tapar el sol y dejarnos a todos a oscuras, Francisco. El egoísmo es equivocación y esta pandemia debe fortalecer los valores humanos. Cada nación es imprescindible para la salud y la paz de todos, es cierto, amigo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu profundidad.