Hay sabores que antes del
trasiego
bucal hacia los adentros
te besan los labios
y te dejan la impronta
de un sabio sabor
que sella en los sentidos
un regusto sabroso
que va mucho más allá
de la identidad intrínseca
del placer de los alimentos
Piensa, lector, en la
revolución gustativa
cuando pelas una naranja,
antes de la fruición
de morder sus gajos
y la inundación
subsiguiente.
Recuerda el estío, la sed
que no se apaga
y la leve tumefacción de tus
labios
al acercarles un higo
abierto
que se ofrece en intimidad
y deja un denso dulzor
que no empalaga.
Ahora de ofrezco enfrentarte
a una granada escarlata
como el color de la boca
amada,
a una multiplicidad dental
con su dulzor mozárabe
y su contrapunto de acidez
que invita a un festín que
no acaba.
Y todo ello, sin desdeñar
los labios amados,
fuente donde se sacian todas
las apetencias.
De besos y sabores.
ResponderEliminarLa granada siempre con azúcar es más llevadera.
Un abrazo, Paco.
En casa era habitual a final del verano y otoño. Mi pafre las abría, hacía gajos y a comer. Lo recuerdo con sumo placer.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Esos placeres son muy íntimos y sabrosos, el regusto de un beso es como sentir en el paladar el sabor de ciertas frutas.
ResponderEliminarUn abrazo.
De alguna forma han acudido a mi mente esos sabores y de su mezcolanza el poema, Jorge.
EliminarUn abrazo.
Francisco, se me ha ido haciendo la boca agua y en cada verso el sabor cambiaba. Y por otro lado yo que tengo la mente muy sucia, también al placer carnal. Si es que la lectura y según que palabras nos pueden llevar por diversos derroteros. Muy bueno el poema, sensacional y con un punto de erotismo sabrosón.
ResponderEliminarAbrazos
Lo carnal no es en sí sucio, Isa. Los frutos de amor son lícitos y deleitosos. Gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Ni recuerdo el tiempo que hace que no como una granada así que esto lo voy a corregir en cuanto las vea en el super.Saludos
ResponderEliminarSeguro que la disfrutas mucho, Charo. Eso deseo para ti.
EliminarUn abrazo
Desde niña, he comido esa fruta. En casa se acostumbraba a acompañar las migas comiendo cucharadas de granada. Costumbre que en parte he perdido. Las migas tienen mucho trabajo y no suelo hacerla en casa.
ResponderEliminarBesos
Una mezcla maravillosa la de las migas con granada de grandes recuerdos, Antonia.
EliminarBesos.
Me he tenido que levantar a comerme una naranja, no te digo na y te lo digo to.
ResponderEliminarYo soy el tonto de las naranjas, así que cómo no creerte.
EliminarUn abrazo.
Nos hiciste reflexionar sobre el placer de comer ciertas frutas, Francisco. El Creador puso a nuestro alcance la naturaleza para alimentarnos en cuerpo y alma...Y el amor es la fruta eterna y misteriosa, que nos acerca al cielo...Por eso acabas el poema de esa forma, amigo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo admirado.
Tan jugosos y sabrosos los besos de la amada como las frutas, María Jesús. Gracias siempre.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que lindo poema y que deliciosa es la granada. Mi hija en su casa tiene un árbol de granada y disfrutamos de su fruto y nos deleitamos con sus flores.... Saludos amigo.
ResponderEliminarCelebro que te guste y puedas disfrutarla, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Saber apreciar los sabores es una arte ligado a la paciencia y a la tranquilidad, alejado de estos tiempos en el que la pausa no encaja en nuestro lenguaje lleno de prisa, ansiedad y estrés. Pasa lo mismo que con lapoesía, que recquiere atención y sosiego.
ResponderEliminarUn saludo