19 mayo 2021

CASI CAÍA LA NOCHE


Casi caía la noche,

era ese tiempo del crepúsculo

cuando las sombras se hacen

más opacas y alargadas,

cuando la proyección en el suelo

es una desfiguración gigantesca

que se desparrama con generosidad

y la vida comienza a recogerse.

 

Estaba hecho un gurruño:

recogidos los pies debajo de su glúteo,

los hombros mirándose vagamente

el uno al otro;

guardaba silencio y tenía la mirada perdida

en algún punto del infinito.

 

Eran pocas sus pertenencias,

si bien, le acompañaba un chucho

de escasas dimensiones

que dormitaba enroscado sobre ellas.

 

Lo miré fijamente

y me devolvió una mirada inexpresiva.

Regresé al instante con un bocadillo

y me lo agradeció con un ensayo de sonrisa,

tras compartirlo con su perro.

 

Casi caía la noche,

seguí mi camino envuelto en mis pensamientos.

Él había encontrado acomodo en las sombras,

cada vez más densas

y nadie le observaba.

13 comentarios:

  1. Para muchos ojos, demasiados, esas personas no existen.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comprenso que en mi es un tema recurrente, pero un asunto que merece la pena vocearlo hasta que la situación cambie.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Aunque suene raro, nunca un perro callejero estuvo más acompañado.
    Un abrazo, Paco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En todos los casos que conozco se ha dado un fuerte vínculo entre ambos.
      Un abrazo, Cayetano.

      Eliminar
  3. Que triste situación, nadie debería de pasar tanta penuria.Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, Charo, pero está muy claro que no son casos aislados.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Que duro y que triste lo de estas personas que cada vez a causa de la crisis y del buen tiempo, se hacen más visibles , pero ni por esas se remueven nuestras conciencias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algunos llegan a la calle por su deterioro psicológico, pero los que llegan por otras causas acaban deteriorándose mentalmente también.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Si, Francisco. Tenemos que mirarlos y atenderlos en lo que podamos. Son parte de nosotros mismos, y esperan, siempre esperan nuestra solidaridad.
    Mi abrazo y mi cariño, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, María Jesús, por tener las cosas tan claras.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  6. Hola Francisco. Realmente los animales son quienes les tratan mejor que les dan su cariño. Una foto buenísima de la realidad. Siempre pensamos en personas mayores como vagabundos, pero esta es la realidad, no hay edad para estar en la calle sin amparo alguno.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  7. Bonito poema
    Triste historia
    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar