Ha llegado su hora,
lo molesto, como ponzoña en sangre,
extirparlo y darle sepultura:
pase lo viejo y volvamos al presente.
Quien decía ser pan para el hambre ajena
ya no es mendrugo para una triste sopa;
es hora de pasar y volver las ovejas al redil,
sin dejarnos arrastrar por tormenta novedosa.
Muerte al que dice ser la Vida,
losa lapidaria y a pasar página:
si no pudo con el peso de la cruz,
¿cómo iba a torcer el pulso al poder
si no pudo salvarse a sí mismo?
Desbandada: uno lo niega, otro lo vende,
las mujeres lloran desconsoladas
y el resto lo abandona despavoridos.
¡Ya lo enterraron! ¡Aquí paz y para él gloria!
¡Qué difícil es seguir a Jesús!
-dijeron los timoratos desde sus trincheras-
¡No es posible seguir al Maestro
sin trabajar por una sociedad más justa!
Francisco, la pasión y muerte de Jesús viene cada año a remover conciencias...Es cierto que el materialismo y la frivolidad nos aleja de la espiritualidad, pero también es cierto que, cada año por estas fechas volvemos a mirar al cielo, a elevar nuestra oración y acordarnos de las injusticias y necesitados...Nada es en vano, confiemos en que La Semana Santa sigue siendo un milagro de amor y una oportunidad para acercarnos a Dios.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz fin de Semana Santa.
¡Ojalá que la Semana Santa nos de el impulso suficiente como para ocuparnos de trabajar por una sociedad más justa! Esa es la verdadera voluntad de Dios.
EliminarUn fuerte abrazo.