Hoy se ha llevado la brisa
las greñas grises de los cielos,
no hay cortinas ni visillos
y el sol se explaya con todo rigor
y a sus anchas, entre bostezos y destellos.
Un día claro, azul y luminoso
que sobrepasa fácilmente sin titubeos
las más altas expectativas.
Ya anuncia el tiempo,
a modo de pregón voceado,
que estamos llegando a la Semana Santa.
La vida cotidiana continúa,
pero se predispone hasta hacerse fiesta
con la singular nostalgia
de un desfile de capirotes ante la Cruz.
Con estos tintes, después de tanta lluvia,
aferrados a la esperanza de un tiempo bonancible
que permita procesionar las calles,
arremolinarse en una bulla,
y rememorar aquellos días aciagos
que conducen hacia el fatídico Calvario.
debo confesar que la foto me dio un poco de miedo, esas túnicas y esas mascaras en punta blanca...
ResponderEliminarlindo poema
saludos
Lo comprendo, Carlos. En cambio en España, y muy especialmente en Andalucía, esa indumentaria habla de la Semana Santa. Muchas gracias por tu valoración.
EliminarUn abrazo.