Sobre un dilatado lienzo,
con humildes trazos de carboncillo,
quiero fijar las lindes de tu cuerpo,
subrayar la luz de tu frente luminosa,
enredar y enredar los bucles de tu pelo
dejándolos caer sobre la cascada
de tus hombros torneados,
darle sombra al brillo de tus ojos
para no sentirme deslumbrado
y color encendido al brocal de tu boca
con la ilusión de ser devorado.
Trazar paralelas sinuosas
que delimiten tu busto y tu tronco,
extenderme en horizontal
con la esperanza de ser abrazado
sobre el mamparo de tu pecho
y caer rendido al precipicio de tus pies
donde venerarte en caída libre.
Sé bien lo que quiero fijar en el lienzo
y sé bien a quien quiero,
pero la destreza de mis manos
están por detrás de mis anhelos,
de mis soñados deseos de abocetarte,
tal como vives anudada en mí.
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