13 abril 2025

MATAR EL TIEMPO

 




No. No es el tiempo lo que mato

cuando me pongo a escribir,

sino que doy actividad a mis neuronas.

Pasada la tarde solo esperan las sombras,

la oscuridad entre lo soñado

y lo vivido es como mancha de aceite

que se expande pringando

y lo hace cada vez más indescifrable.

Cada palabra es una hallazgo,

una tesela que encaja

como blonda de encaje

que se engarza a la siguiente

y dibuja el itinerario del pensamiento.

Esta mañana, a mitad de camino,

he vuelto a vislumbrar la senda

que lleva a la Atlántida,

a la espesa aventura sin fin

donde renacen los sueños arcaicos

que no llegaron a ejecutarse

y esperan turno en la ruleta de lo imperecedero.

En el pórtico, una galería de guirnaldas,

junto a la fuente de la eterna juventud,

allí donde soñar es el placebo.

No. No es el tiempo lo que mato

cuando me pongo a escribir,

es la impaciencia por hacer realidad

ese Edén

donde la vida germina cada amanecer

por días sin término.

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