27 abril 2025

HÁBITOS DE UN POETA

 




En su decir diario,

una pose, un guiño disimulado,

una hipérbole que lo sublima todo,

un dolor extraño y extremo

en costado ajeno que palpita en el propio,

una mirada que se eterniza en sepia

como una vieja fotografía.

Un sentimiento espontaneo y novedoso

que se incardina entre los ya existentes

y hace coro polifónico

desde todas las posturas

de la imantada aguja de los vientos.

Unas cuartillas manchadas,

algunas tachaduras

y también palabras subrayadas,

como afestonadas con mayor mimo.

Emborronar, dejarse llevar

por el pulso e impulso;

volver una y otra vez,

arrugar con rabia lo garabateado

y empezar de nuevo;

tartamudear palabras

hasta sacarles el brillo adecuado

que nace en el corazón

y que traduce la mente

-a veces con acierto y otras no-

a través de la mano inquieta

que espulga en el granero de las palabras.

Comenzar y no dar nunca por acabado.


2 comentarios:

  1. Asi es...los que que nos gusta escribir estamos siempre alerta de lo que sentimos, de lo que sienten los demás, de lo que pasa en el mundo...y escudriñamos en las circunstancias tratado de saber...de adivinar...de ir más allá. Las palabras nos ayudan, nos dan luz y...hasta nos ayudan a encontrar el sentido de la vida, amigo.
    Mi abrazo por tu constancia y fidelidad con las letras y con el espíritu.

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    1. Ya que no me ha sido dada la excelencia, al menos que la constancia no me falte. Muchas gracias por tu análisis.
      Un abrazo.

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