El corazón es un redoble musical,
un intimismo sanguinolento
que jamás se muestra fuera de contexto;
un juego de válvulas en el que suena
la alegre melodía de la vida,
de manera incesante y sin partituras.
Es un carrusel de feria,
con sus corceles enjaezados,
sus servidores uniformados
en formación constante de revista,
con el encargo poco lucido
de hacer lo esencial y oculto,
lo vital y esforzado de toda trastienda,
el papel fajado en el esfuerzo,
cuya música nunca es aplaudida
y solo es valorada en la ausencia.
Al trajín de esa musicalidad uniforme
solo se le echa a ver cuando falla,
cuando se acelera o por el contrario
cuando bosteza y se intuye somnoliento.
Un continuo, una secuencia que se repite
con la exigencia de no parar nunca,
para que así la vida tenga continuidad
y no un fallo que desencadene el silencio.
Todo un homanaje al corazón, que nos marca la vida y que en silencio hace su cometido y su misión...Cuidémoslo y escuchémoslo, nos habla constantemente...
ResponderEliminarMi abrazo y feliz jueves, Francisco.
Es un chivato, no calla nunca y trasmite todas las emociones, María Jesús.
EliminarUn abrazo.