Palidece la tarde,
avanza la tibieza en retirada
hacia el precipicio del horizonte,
pierde el río su irisado maquillaje
y se remansan las prisas
antes de que se encienda
el alumbrado público.
Se ha adormecido un tanto el alborozo:
los niños abandonaron sus juegos,
las palomas se han replegado
y habitan en silencio las copas de los árboles,
la tarde enmudece lentamente
y se hace noche cerrada.
Debería escribir la carta a los Magos,
pero no se me ocurre pedir otra cosa
que un poco o un bastante de vitalidad,
esa que se fue cabalgando los días
como si habitara un infinito anochecer.
Con tus versos has pintado un cuadro magnífico. Te felicito.
ResponderEliminarTe lo agradezco infinitamente, Francesc. Muchísimas gracias.
EliminarUn abrazo.
Has pedido el mejor regalo que nos pueden traer los Reyes, me lo pido yo también. Saludos
ResponderEliminarSea como tu quieres, Charo.
EliminarUn abrazo.
Feliz año y que los Reyes Magos te traigan todo lo que les pides, que no es mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para mi y para todos, me pido un poco de entendimiento y buena voluntad hacia el otro, Rafaela.
EliminarUn abrazo.