Tan solo con la media sonrisa
con la que siempre me recibe
me siento guiado y asesorado
por recovecos, pasillos y despachos
donde resolver mi angustia.
Llegué empujado por una ola
de adversidad, sin saber desembarcar
ni si encontraría amarra
o mamparo al que asirme
en medio de la tempestad.
Se me hicieron siglos los minutos,
mas al levantar ella su mirada
por debajo de la media melena,
me sentí abrigado en mi desesperanza
y supe que escondía un triunfo,
un código secreto con el que ampararme.
Cuando la eficacia hace concordancia
con la dedicación y la amabilidad extrema,
todas las ecuaciones son resolubles.
Sí, un código secreto con el que ampararme.
ResponderEliminar🌹 Escribes como los Ángeles.
Un abrazo
Lo conozco bien, por haber visitado a un familiar que estaba ingresado.Afortunadamente todo resultó bien.
ResponderEliminarUn abrazo.