Humedad, tierra, soledad y silencio
nutren y acompañan en su crecimiento
a la humilde mancha de hierba
que crece, se reproduce y muere
sin alcanzar la gloria de una rica cosecha
ni la espectacularidad de lo genuino.
Así también entre los humanos
la mayor parte de las veces:
frío, aislamiento, hambre y sed,
una cabezada nocturna en un soportal
para acabar en registro del anonimato
de una vida truncada y sin historia,
fugaz como el pasto verde o seco
y tránsito que se pierde en las páginas
de una historia ni escrita ni contada.
Esto mismo le sucede al hombre:
hambre casi nunca satisfecha
que alcanza su paradigma en el silencio
y acaba en las taciturnas páginas
de un sepelio sin llanto y anónimo.
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