¿Qué importa que sea uno de enero
o dos de juliembre,
si el primero es efímero y resacoso
y el segundo no existe?
En mi vida laboral de hostelería
me acostumbré a no distinguir
los días de la semana
y a temer a los festivos y puentes
como si los pilares de este
descansaran sobre mis hombros.
¿Qué hago yo vistiendo calzoncillos rojos?
Temo a los puentes
como temo a una posible riada,
y ni la monotonía monocorde
de una niebla densa que lo oculte
lo aparta de mí como mal incardinado
que nunca me abandona.
Los días de enero son breves
y el sol efímero
y sin fuerzas para causar graves daños.
¿Qué importa que tanta cosa absurda
desfile por mi mente
como un tropel en desbandada,
si en el fondo eres tú,
y solo tú,
quien pone orden en mi vida?
Seguro que, junto a ti,
hoy será un día luminoso,
cuando pase la resaca.
Espero que todos los días sean luminosos para ti. Te deseo un año 2025 muy bendecido.
ResponderEliminarGran abrazo con mi cariño!
Los días, Sara, son todos espléndidos. Otra cosa es cómo los percibimos desde nuestra subjetividad. Que mires siempre con optimismo.
EliminarUn abrazo muy afectuoso.