Era una sonrisa como una trinchera,
detrás se sentía segura y a salvo.
Su gestualidad sobreabundante
era como lances a cubierto
que no le ponían en riesgo.
Era el centro de todas las miradas,
la envidia de la mayoría absoluta
a la que tantos aspiran y no llegan,
el espejo donde se refleja la envidia.
Nadie sabe cómo siente, como padece,
si acaso también sufre como tantos.
Pero su sonrisa y su belleza son
verdadera y rotundamente imperdonables.
¿Imperdonable por su belleza? o ¿imperdonable porque en este mundo triste es dificil una sonrisa?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de imperdonable es una ficción, Emilio. Es ese arrebato que te produce ver una sonrisa que no te pertenece y solo puedes admirar y no compatir.
EliminarUn abrazo.
Cuantas cosas se esconde bajo una sonrisa... Un abrazo
ResponderEliminarEl rostro humano es muy sugerente, Chelo, y lo mismo una sonrisa que un gesto de contrariedad o dolor comunica muchísimo.
EliminarUn abrazo.
A veces las apariencias engañan y detrás de una sonrisa hay un escudo de protección ante la vida. Todas las personas tienen circunstancias que superar y momentos de duda y tristeza...Aunque siempre se agradece recibir una sonrisa, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo manchego y feliz última semana de junio.
Sin duda que es así. La primera impronta no puede llevarnos más que a la apariencia, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Una sonrisa es algo tan agradable que puede hacer felices a muchas personas y alegrar el día a los que están tristes. La sonrisa de la imagen es una preciosidad. Saludos
ResponderEliminarPrimero imaginé la sonrisa, después escribí el texto y por último busqué una imagen para ilustrarlo todo.
EliminarUn abrazo.